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Médicos que atienden coronavirus
AFP

Alejandra Dulcey Mejia, una médica del hospital el Bosque en el suroccidente de Barranquilla, recibió su carta de despido luego de exigir la realización de una prueba de COVID-19 tras conocer que uno de los pacientes dio positivo con la enfermedad post mortem. 

Este hecho fue calificado como indignante por diferentes organizaciones médicas a nivel nacional porque la médica fue separada del cargo sin justa causa. 

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La doctora Dulcey contó que desde comienzos de abril atendió a un paciente que había llegado con un dolor abdominal que se complicó y días después falleció. Después de fallecido le realizaron la prueba y dio positivo para COVID-19.

De inmediato se encendieron las alarmas en el personal de la salud que trabaja en el centro asistencial y en un grupo de whatsapp donde está todo el personal médico, comenzaron a exigir que realizaran las pruebas porque habían tenido contacto con esa persona. 

“Pedimos que confirmaran el caso, y no nos daban respuesta alguna. Después de varias horas fue que nos dijeron que si había dado positivo. Esto nos preocupó porque nunca se le dio un manejo adecuado por coronavirus, nunca se supo que tenía y no usábamos los tapabocas tipo N-95”, explicó Dulcey Mejía. 

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El mismo día de la confirmación del caso, la jefe de epidemiología del hospital solicitó que el personal llenara unos datos, para realizar la prueba al día siguiente, según la médica, nunca se hizo. 

Además fue notificada de su retiro por un correo electrónico que le envió la empresa Neofact S.A.S. que le presta servicios a Mi Red. 

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Comencé a reclamar que nos hicieran la prueba, que podíamos habernos contagiado y no lo sabíamos. Es la fecha y no nos han realizado las pruebas. Solo me notificaron 24 horas después que no seguía más con la empresa, me enviaron la carta de retiro sin justa causa. Supongo que fue porque dije que hacía parte de un gremio de médicos a nivel nacional y por exigir las pruebas para todos”, relató.

En total son más de 10 médicos, sin contar los auxiliares de enfermería y los pacientes que estuvieron cerca y también pudieron haberse contagiado. 

Alejandra Dulcey hizo un fuerte llamado por las deficiencias que tienen en materia de dotación de elementos de bioseguridad. 

“Yo regresé de una bronquitis el 22 de marzo porque nunca nos dieron N-95, usábamos el tapaboca quirúrgico. Los médicos tuvieron que hacer un paro frente al hospital para exigir los elementos y fue así como pudieron conseguir los N-95. Sin embargo, con estas mascarillas duramos de tres a cinco días, cuando el uso adecuado son 12 horas, no están valorando la salud de los médicos que somos la primera línea para combatir el coronavirus”, puntualizó. 

En Barranquilla, según el dato revelado por el Ministerio de Salud, son cuatro personas que laboran en el sector de la salud que se encuentran contagiados de COVID-19.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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