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Velatón en homenaje a la memoria de Nathalia Jiménez y Rodrigo Monsalve en diciembre de 2019.
Velatón en homenaje a la memoria de Nathalia Jiménez y Rodrigo Monsalve en diciembre de 2019.
Foto: Jenny Rocio Angarita Galindo (RCN Radio)

La pareja de ambientalistas conformada por Natalia Jiménez y Rodrigo Monsalve, nunca pensó que su luna de miel, sería el último viaje de sus vidas; el 20 de diciembre, un viernes por la tarde se dirigían desde Santa Marta hacía el corregimiento turístico de Palomino en La Guajira.

Tomaron la Troncal del Caribe, luego de contraer matrimonio después de 15 años de relación; en el trayecto, muy cerca al sector conocido como 'Perico Aguao', fueron interceptados por desconocidos; desde ahí se les perdió el rastro.

Una cámara de seguridad había registrado el paso de la camioneta por uno de los peajes, pero no se encontraron más imágenes; después de una intensa búsqueda, los cuerpos de ambos aparecieron en un paraje cercano con bolsas en la cabeza, tiros de gracia y atados de manos.

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La noticia fue reportada en todos los medios y de inmediato se generó un movimiento de rechazo a través de redes sociales, donde miles de colombianos repudiaron el lamentable hecho.

Para esclarecer el asesinato se ofreció una recompensa de hasta 50 millones de pesos; un día después, el 24 de diciembre, un hombre identificado como Giovanny Ortíz Calderón, se entregó a la justicia atribuyendo su participación en el hecho de sangre.

El vehículo en el que se movilizaban, también fue encontrado días después en una de las trochas del municipio de Uribia, en la alta guajira; los asesinos habían cambiado las placas colombianas por venezolanas.

Rodrigo tenía 40 años, era estudiante de Antropología y era un reconocido DJ de la ciudad de Santa Marta y Natalia se  desempeñaba en un importante cargo en la Fundación Natura, donde era responsable de un proceso de conservación de los ríos Magdalena y Cauca; según el círculo cercano a las víctimas, no habían recibido ningún tipo de amenazas.

Hay varias preguntas que surgen, la primera es si realmente fue un robo como lo mostraron las autoridades o si el asesinato se dio en otras circunstancias”, manifestó el antropólogo e investigador sobre la violencia en la Sierra Nevada de Santa Marta, Lerbes Dimas, quien plantea estas inquietudes que luego de seis meses no han tenido respuesta por parte de las autoridades.

El robo para nosotros como investigadores está descartado por varias razones, la primera es que el carro que supuestamente le habían robado es un carro que en La Guajira demoran fácilmente tres horas para desvalijarlo, no tenían que matarlos a ellos para quitárselo; lo segundo es que los cadáveres fueron encontrados muy cerca de donde está la cabaña de la unidad de parques, eso puede ser un mensaje”, agregó Dimas.

En esta misma zona sobre la Troncal del Caribe son muchos los hechos de violencia que hasta el sol de hoy no se esclarecen; entre el 2019 y el 2020 se han presentado 6 asesinatos y una desaparición sin tener respuestas claras por parte de las autoridades, así lo asegura el antropólogo e investigador Lerbes Dimas.

“No se conoce nada que haya ocurrido con ninguno de los casos; Marítza Quiroz, Wilson Ortega, Alejandro Llinás y Rodrigo y Natalia; son crímenes que surgieron en el corazón del paramilitarismo”, dijo.

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Quienes también esperan respuestas, son los familiares de las víctimas que en varias ocasiones han exigido que les cuenten la verdad y que se haga justicia en estos casos.

“No hemos tenido información, nos dicen una cosa y otra y al final nada es claro, lo que pedimos es que las autoridades nos digan realmente qué fue lo que pasó”, señaló Martha Cáceres, madre de Natalia Jiménez.

Y es que en esta zona se ha recrudecido la violencia, varios grupos delincuenciales se disputan este territorio de la Sierra Nevada de Santa Marta, que es un punto clave para camuflarse y para el tráfico de drogas.

Hace solo una semana las autoridades en el mismo lugar dieron de baja a Deimer Patiño Giraldo, alias "80"  líder de los pachencas, uno de los grupos que mantienen en zozobra a unos 10 municipios de la troncal, entre ellos Santa Marta y Riohacha.

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