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Decreto Calamar se entrega a Jesús
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El alcalde de Calamar, Bolívar, Alejandro Mario Arrázola, a través de un decreto oficial, le entregó de manera simbólica a su pueblo “al señor Jesucristo”, ante la difícil situación derivada de la propagación del Covid 19, lo que desató una fuerte controversia en ese municipio, que se hizo evidente en las redes sociales, entre quienes lo defienden y aceptan la resolución, y los que lo insultan y le piden que solucione los problemas de la población.

Calamar es un puerto, a orillas del Río Magdalena, que hace parte de la subregión geográfica del Canal del Dique. Está a 70 kilómetros de Cartagena y tiene unos 22 mil habitantes. Según cifras no oficiales, el municipio tiene 50 personas contagiadas con el virus y tres fallecidas.

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El Decreto 106 del 8 de julio de 2020, firmado por el alcalde Arrázola, señala que, “teniendo en cuenta los difíciles momentos que atraviesa la humanidad, a causa de la propagación del coronavirus y que los estragos de su contagio han calado fuertemente en el tejido social del municipio, es necesario confirmar la entrega simbólica de nuestro pueblo al señor Jesucristo, para que su paz y misericordia se establezca en Calamar, Bolívar”.

En la disposición, el burgomaestre invita “a todos los calamarenses a elevar una oración a Dios, para rogar humildemente que habite en este Municipio, y nos extienda su misericordia y su paz”.

De inmediato, en las calles de la población y en las redes sociales se armó la discusión y mientras algunos aplaudían la determinación del alcalde y su fe, otros catalogaron la medida como una burla y una estupidez. RCN Radio habló con varios habitantes de Calamar para conocer sus reacciones al decreto.

Alexandra Puentes, ex gerente del hospital de Calamar, dijo que el alcalde fue víctima de la pandemia, ya que un tío y una tía de él fallecieron. “Es una persona de una familia muy católica, su mamá y su papá van a la iglesia, pienso que es algo como simbólico, asumo que, de alguna manera, sus enemigos políticos mal interpretan, pero lo que él quiso hacer fue un decreto, pensando en lo golpeada que está la Alcaldía y él mismo, y quien más que Dios que todo lo puede”, señaló Puentes.

Sin embargo, acotó que el alcalde Arrázola no pude dejar todo en manos de Dios y abandonar sus deberes frente  al coronavirus, “no creo que sea el objetivo  del decreto”.

Betty  Tovar, voluntaria del Cuerpo de Bomberos de Calamar, dijo que el decreto es “la estupidez más grande de ese señor”. Aseveró que Calamar tiene muchos problemas, carece de todo “y el señor encomendando a Calamar a las manos de Dios. En las manos de Dios estamos todos, pero necesitamos es que nos resuelva y para eso lo nombraron para que resolviera todos los problemas de Calamar que no tiene nada”.

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Doña Betty subrayó que aunque la norma tiene un objetivo espiritual, todos en el pueblo creen en Dios, los católicos, cristianos, romanos, pero enfatizó que la gente quiere es que le arreglen su situación. “Todos le pedimos a Dios que por favor le dé luz a ese señor, para que por lo menos haga algo por el municipio”.

Para Roberto Carlos Erazo, secretario del Concejo Municipal de Calamar, entregar de manera simbólica el pueblo a Jesucristo está muy bien, “esa una decisión espectacular, todo el mundo lo hace, yo lo he hecho, mi mamá, mujer también, todos les hemos pedido al señor  para que la situación del coronavirus mejore en el país y en el mundo, y si lo  hizo pidiendo por su municipio me parece una buena decisión del alcalde que es muy creyente”.

Harlinton Narváez se dedica al bicitaxismo en Calamar, una de las pocas fuentes de empleo en ese lugar. Cree que poner el pueblo en manos de Dios no basta. “Tenemos problemas con el servicio del agua, de la luz que la quitan a media noche y a veces  desde por la mañana hasta las cuatro de la tarde,  y con este problema del Covid no tenemos fuente de trabajo directamente de donde sacar”, afirmó.

Harlinton agrega que todo el pueblo “dobla rodilla, porque todos tenemos que encomendarnos a Dios, pero también se necesita que la máxima autoridad le tienda la mano a las personas que viven del día a día”.

Jennifer Ocampo, una joven ama de casa, considera que poner en manos de Jesucristo a Calamar está bien en la parte religiosa, con respeto a la fe de cada persona, “pero él quiere justificar los mismos errores que está cometiendo, como burlándose de la población”, acota.

Añade que no se trata de que Jesús vaya a intervenir, sino que todos deben poner de su parte. “Si uno no hace  algo para disminuir los casos eso es mentira que va a suceder , no es solamente que vamos a  esperar porque Dios no va a salvar, él tiene que aumentar las medidas, toque de queda, que la gente haga caso, planes de prevención”, recalcó Jennifer Ocampo.

RCN Radio contactó al alcalde de Calamar, Alejandro Mario Arrázola para conocer su decisión. “Usted cree en Dios, acaso usted no se encomendaría a Dios?", respondió lacónicamente y se comprometió a una entrevista en el transcurso del día, pero no volvió a responder las llamadas.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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