Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

En los zapatos del enemigo, crónica de una reconciliación

Un árbol de la vereda Perico Aguao, cerca a la Sierra Nevada de Santa Marta, fue testigo de una reconciliación inesperada.

Foto RCN Radio




Por Carolay Morales

Un árbol de la vereda Perico Aguao, cerca a la Sierra Nevada de Santa Marta, fue testigo de una reconciliación inesperada.


15 años después, donde se vivía con miedo, se reunieron tres exparamilitares, decenas de indígenas arhuacos y más de 100 voluntarios de empresas privadas para trabajar hombro a hombro por una sola causa: ayudar a la comunidad de la vereda Perico Aguao.




[imagewp:388780] Voluntarios trabajando en la siembra de una huerta para los indígenas arhuacos / Foto RCN Radio

En una de estas jornadas de trabajo, en un cacaotal (siembra de cacao), cerca de 30 voluntarios esperaban debajo de un árbol el almuerzo, luego de una dura jornada durante toda la mañana.


De repente llegó Daniel Jiménez, un economista, quien dijo a todos que había escuchado unas historias que le llegaron al corazón y quería que los demás también las vivieran.


En ese instante, Baudilio y Robert, ambos con chaleco rojo, contaron sus experiencias debajo de ese árbol.




[imagewp:388782] Baudilio y Robert comparten con los demás voluntarios en el resguardo indígena de Katanzama / Foto RCN Radio

El primero en hablar fue Baudilio. Narró por qué ingresó al grupo paramilitar, por qué se salió y qué lo motivó a dejar la guerra.


Baudilio, convertido ahora en micro empresario, reconoció que no fue fácil salir del paramilitarismo e intentar regresar a una sociedad que le miró y le mira aún con mezquindad, odio y rencor.




[imagewp:388779] Robert Fandiño en el resguardo indígena arhuaco de Katanzama / Foto RCN Radio

La charla duró un poco más de una hora y aunque el almuerzo finalmente llegó, las ganas de escucharlos pudo más que el hambre y el cansancio.




[imagewp:388778] Vereda Perico Agua, zona rural de Santa Marta / Foto RCN Radio

Al final de los relatos, los abrazos y las lágrimas fueron la muestra de que ponerse en los zapatos del enemigo es posible si todos se escuchan. 


En el último día el pueblo arhuaco obsequió unas pulseras a los más de 100 voluntarios que, a su vez intercambiaron. La idea era hacerlo con quien sintió conexión en los días de trabajo.




[imagewp:388781] Todos trabajando en la huerta / Foto RCN Radio

Daniel no lo pensó y caminó hacia Baudilio. "Te entrego mi manilla y mi palabra para ti es perdón".


"Yo sentí un 'corrientazo' por todo el cuerpo", aseguró Baudilio, porque él nunca imaginó que un desconocido, ahora compañero, le regalara el perdón.


"Yo también te entrego mi manilla. La palabra para ti es oportunidad porque tú me diste la oportunidad de hablar y de ser escuchado", le replicó Baudilio a Daniel.