Temor entre líderes indígenas de la Sierra Nevada por amenazas

Con el atardecer, se llegó al corregimiento de La Mina, habitado por kankuamos y ubicado en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, aproximadamente a una hora de Valledupar.

Su población ha sido víctima del conflicto y sus líderes, así como los de los cuatro pueblos ancestrales que habitan en la Sierra, están amenazados.

“Los cuatro pueblos de la Sierra Nevada estamos amenazados, estamos en el mismo riesgo; arhuacos, kankuamos, koguis y sobre todo los wiwas por los problemas que tienen en Magdalena y La Guajira”, aseguró Jaime Luís Arias, líder del pueblo kankuamo.

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Entrando la noche, el grupo de mayores de la comunidad recibe en los templos o ‘kankuruas’ de esa población, ubicados en la parte alta de La Mina. Una construcción de forma circular, construida con barro y techo de paja, alumbrada por la luz tenue de una fogata de brazas.

Allí, sin zapatos y con la oscuridad que medio desaparecía, mezclada con el tono cobrizo que salía de esos carbones encendidos, se conoce la situación de los líderes frente a esas amenazas.

“Por nuestras costumbres y nuestra autonomía ancestral, hemos tenido problemas y de ahí los inconvenientes personales y como líderes de estas comunidades, se ha reflejado en las amenazas”, contó Ricardo Pacheco López, coordinador de mayores. El líder relata cómo el miedo, producto de las amenazas, se incrementa por la falta de garantías de protección.

“No tenemos ningún tipo de garantías, lo único que podemos hacer es protegernos entre nosotros mismos, con nuestra sabiduría ancestral”, destacó.

Al salir de las kankurua, la dirección es Pueblo Bello, una población habitada por arhuacos, otro pueblo ancestral cuyos líderes, también están amenazados.

Durante el recorrido, Pacheco López comentó que esa falta de garantías se ve reflejada en la ausencia de acciones de protección por parte de las autoridades, que ya conocen del caso pero que no parecen dispuestas a hacer mayor cosa.

“Pusimos la denuncia ante la Fiscalía pero no se hace nada. Dan orden de protegernos pero eso queda en el papel”, dijo el líder de mayores y destacó que, pese a que hay una orden, la Policía no pasa a visitarlos y están a más de nueve kilómetros de su población.

Al llegar a Pueblo Bello, a unos 1.800 metros de altura sobre el nivel del mar, el encuentro es con Leonor Zalabata, líder de la comunidad arhuaca, quien cuenta sobre su relación con la tierra y los deseos de protegerla, lo que ha producido gran parte de estas amenazas.

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Pero si de razones u origen de estas amenazas se trata, los indígenas aseguran que no saben a ciencias cierta de dónde vienen: “Uno supone, uno cree que puedan ser de un lado o de otro, pero no se sabe a ciencia cierta de dónde vienen estas amenazas. Nos llegan panfletos, se dice que puede ser por proteger la tierra, pero en realidad no se sabe”.

Los pueblos de la Sierra Nevada ya están cansados de poner los muertos de una guerra que siempre trataron de evitar. Por esa razón, sus líderes, entre el miedo y el deber por cumplir, esperan que el Estado les dé una verdadera protección.