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Representación de la discusión por el Florero de Llorente en 1810
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En el  crucial año de 1810, Santafé, capital del Nuevo Reino de Granada, era un villorio, contaba, cuando mucho, con veinte mil habitantes. Modesta urbe capitalina,  sobre  la cual el historiador bogotano Raimundo Rivas, escribió:

Pequeña es el área que ocupa Santafé de Bogotá que apenas si mide una milla de norte a sur. Por el oriente, al pie de los montes que la defienden de las brisas heladas de los páramos, y donde nacen los ríos San Agustín y San Francisco y las quebradas el Chuncal, Manzanares, San Bruno y Monserrate, que la surten de aguas cristalinas, principian las calles en las que se extiende al costado de la iglesia de la Candelaria, cortada realmente en sus extremos por los dos citados riachuelos.

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En sus veinte mil almas escasas, cuya mitad no alcanza a blancos a quienes califica un geógrafo de la Corte de hábiles e ingeniosos, de buena estatura y aspecto, pero flemáticos y pausados, quinientos religiosos de ambos sexos ponen con sus hábitos una nota de austeridad en el ambiente, y ochocientos esclavos, sobre cuyo abatido caminar se cierne el peso de la miseria, proclaman la rígida separación, constante e infranqueable, de las clases sociales”.

El historiador Carlos Villamizar Duarte, profesor universitario,  investigador  y magister en Historia de la Universidad Nacional, cuenta que Santafé contaba con la mayor población de todas las colonias españolas, una gran mayoría de mestizos e indígenas, muy poca o  casi ningún habitante de herencia africana, los criollos y  una significativa parte de ciudadanos españoles y europeos por cuanto al ser capital del Virreinato de la Nueva Granada, requería un aparato burocrático notable.

Pero lo más trascendental en 1810, dice Villamizar, “que creo, fue uno de los fundamentos del Grito de  Independencia, era que Santafé aglutinaba la población universitaria ya que contaba con la única institución de educación superior como lo era el Colegio Mayor del Rosario”, donde se formaron casi todos los que participaron en el complot que terminó con la reyerta del 20 de julio.

La gente pudiente, los dueños del comercio y las tierras,  los mismos que organizaron la revuelta, vivían en la parroquia de la catedral,  en las casas aledañas a lo que hoy es la plaza de Bolívar, Egipto y San Victorino. Los pobres habitaban los extramuros, al norte en lo que hoy es la iglesia de las Nieves y al sur, el barrio de Las Cruces.

Los ricos de la época, dice el historiador Villamizar, eran  los terratenientes que producían las grandes cosechas en una tierra muy fértil y los dueños de las mejores tiendas que vendían toda clase de objetos y productos importados de España y Europa, especialmente telas y licores que eran muy apetecidos.

Así, en este contexto de clasismo, racismo y peleas intestinas por el poder político y   económico, se dio  hace  212 años en Santafé., el Grito de Independencia; pasamos del dominio español al monopolio de los criollos oligarcas que desde entonces gobiernan y siguen siendo los privilegiados.

Los  invitamos a escuchar a continuación en el Podcast Croniqueando con Jairo Tarazona,  el episodio de esta semana:   ¿ Cómo se vivía en Santafé el 20 de julio de 1810 cuando se dio el Grito de independencia?  

Fuente

RCN Radio

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