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El día en que el Gobierno ofreció su paz a Bojayá, la tierra golpeada y olvidada por la violencia

En medio de banderas y camisetas blancas se fueron mezclando los colores de la tierra amarilla y el olor del río Atrato. Los habitantes de Bojayá recordaron lo inolvidable, la masacre que en medio del conflicto arrebató la vida de más de 100 personas un 2 de mayo.

Bojayá /Foto: Miguel Ángel Peñaranda - RCN Radio





Por: Miguel Ángel Peñaranda

En medio de banderas y camisetas blancas se fueron mezclando los colores de la tierra amarilla y el olor del río Atrato. Los habitantes de Bojayá recordaron lo inolvidable, la masacre que en medio del conflicto arrebató la vida de más de 100 personas un 2 de mayo.

Hoy, después de 14 años, el aire de un proceso de paz con las Farc ha hecho que muchos vuelvan a sus pequeñas parcelas y tengan la tranquilidad de no encontrar balas y sangre en la tierra.



Wiston Ardila labriego de esa zona, vivió y soñó que la tranquilidad volvería algún día a este lugar, tras varios años de acciones violentas y de ser olvidado por el Estado.

“Ya tenemos la tranquilidad de uno ir a la finca, cortar su plátano, pescar y si se ven a los de las Farc, ya no se meten con uno”, señaló.

Pero Leider Palacio, quien perdió más de 32 familiares en esta incursión explicó el horror que vivió y el perdón que necesita.

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“Realmente uno conseguirse en el día a día con el victimario eso es bien difícil, se le mueven las tripas, se le mueven todos los sentimientos a uno; sin embargo, nosotros somos de los que estamos convencidos que no tiene sentido seguir con el odio y el rencor y por eso hemos empezado a sanar nuestros corazones”, afirmó Palacio.

En el recorrido por esta tierra antes olvidada y ahora recordada por el pasado que les tocó vivir, los habitantes recibieron al Nobel de Paz, presidente Juan Manuel Santos, quien reconoció que el tiempo de cambio se siente con la voz de las víctimas.

“Ustedes simbolizan lo malo pero también lo bueno que ha sido esta guerra y lo bueno es cómo la vamos a acabar; con fuerza espiritual, con capacidad de perdón, con capacidad de reconciliación”, expresó el presidente Santos.



Hay que decir que mientras el presidente de la República hablaba y se dirigía a la multitud agolpada a pesar del calor que tiene esta tierra, las caras de muchos afros e indígenas elevaron plegarias a Dios ante el Cristo semidestruido, ese mismo que quedó tras los bombadeos y los balazos.

Bojayá se llena ahora de esperanza y, según sus habitantes, por eso decidieron votarle a la paz; allí no importa la política, importa sentir la tranquilidad que les produce el silencio de las armas.