Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Los tres ciudadanos caldenses fueron víctimas del delito de trata de personas
RCN Radio

En conexión aérea Jamaica-Panamá, Panamá-Bogotá, Bogotá-Pereira, llegaron a país Carlos Eduardo, Diego y Víctor Alfonso, tres caldenses que estuvieron más de siete meses retenidos en Jamaica, luego de ser víctimas del delito de trata de personas.

Señalan que el responsable de su tragedia al parecer es Wilson Linares o Jayco García, como se hacía llamar en la isla, y quien supuestamente los engañó con un trabajo en labores de ebanistería y luego los dejó a su suerte, sin dinero, sin documentos.

“Yo estoy muy feliz, al igual que mis compañeros, de llegar y ver nuevamente a mi familia. Le cuento que estuvimos muy preocupados allá, realmente más de seis meses muy duros, no porque estuviéramos detenidos, si no que por protección de La Policía en Jamaica estuvimos prácticamente guardados”, relató a RCN Radio Carlos Eduardo Castañeda, uno de los caldenses que retornó a su hogar. 

Leer más: Colombianos denuncian estar detenidos injustamente en Jamaica

Una vez en Bogotá, los ciudadanos caldenses fueron custodiados por las autoridades policiales y administrativas, esto por recomendación de las autoridades jamaiquinas, quienes indicaron que sin un esquema de seguridad dispuesto en el Aeropuerto El Dorado, no los dejarían regresar. En Pereira, fueron recibidos por funcionarios de La Gobernación de Caldas, La Alcaldía de Manizales y La Personería Municipal, quienes estuvieron al tanto de la situación y haciéndole seguimiento al caso de los connacionales.

“Varias entidades de Manizales y Caldas nos quisieron ayudar, pero La Policía de Jamaica no dejó, que porque nosotros estábamos bajo la protección de ellos, que no podían permitir que ninguna organización colombiana interfiriera en este caso hasta que ellos resolvieran toda la investigación", sostuvo. 

Relató que "el Consulado de Colombia fue a pagar los tiquetes de nosotros, y las autoridades en ese país les dijeron que no, que ellos mismos compraban los tiquetes, nos llevaban al aeropuerto de Jamaica, y que el gobierno de Colombia se encargara de nosotros cuando estuviéramos en Colombia”, relató Castañeda en relación con las estrictas medidas de seguridad bajo las cuales se encontraban. 

Las autoridades en Kingston los consideraban como testigos claves en el juicio contra el acusado de trata de personas, por eso los tuvieron bajo custodia mientras se desarrollaba el juicio y se demostraba la culpabilidad del enjuiciado, y es que según relata Castañeda mientras ellos trabajaban para Linares, ya había oficiales encubiertos adelantando un trabajo investigativo e infiltrándose para recolectar pruebas que inculparan al también colombiano que hoy se encuentra privado de la libertad.

“Llegó un allanamiento de 100 a 120 policías y ahí nosotros nos asustamos, porque nos preguntaron que quiénes eran Víctor, Diego y Carlos, pero nos dijeron que no nos preocupáramos que no habíamos hecho nada malo. Nos comentaron el caso, que venían investigando a esta persona y que necesitaban que los acompañáramos a la estación de Policía”, relató Castañeda. 

Posterior al allanamiento, los connacionales estuvieron tres meses recluidos en varios hoteles de Kingston y Montego Bay, donde cambiaban de lugar de hospedaje por lo menos dos veces a la semana, esto justificado según las autoridades insulares en la protección y seguridad. Las autoridades costearon la estancia de los caldenses y su alimentación durante todo ese tiempo.

“Nunca nos dejaron salir, solamente salimos como cuatro veces, dos de ellas a citas médicas, por que a nosotros nos dio Covid-19, encerrados allá. La segunda fue por que el Consulado de Colombia les pidió que nos viera un médico; la tercera fue porque estábamos muy barbados y muy peludos y nos llevaron a una peluquería, y la última vez que nos permitieron salir fue para realizarnos la prueba de Covid-19 para regresar a Colombia”, explicó el caldense.

Luego de cuatro meses sin recibir salario y tres meses recluidos en hoteles sin generar ingresos, lo que más les preocupaba era la estabilidad económica de sus familias en Colombia, especialmente a Carlos Eduardo que veía por su esposa y cinco hijos, todos menores de edad, tres niñas de siete, once, y catorce años y dos niños de ocho y diez años que preguntaban a diario cuando regresaría su padre. 

Yo le decía a la Policía de Jamaica que no me ayudarán a mí, que yo prefería tomarme un pan con agua, pero necesitaba que ayudaran a mis hijos. Donde ellos estaban viviendo, la señora iba a sacar mi esposa y mis hijos a la calle. 

Realmente necesitaba que le ayudaran a mis hijos, porque uno por lo menos aguanta hambre, pero un hijo no aguanta, y por ejemplo de lo que almorzaban tenían que guardar un poquito para la comida, entonces ese era un tema que no me dejaba dormir”, relató Carlos Eduardo. 

Le puede interesar: Alerta por nuevo hallazgo de un cuerpo en el río Cauca a la altura de Caldas

Las pesadillas y el insomnio cesaron finalmente en la mañana del pasado sábado 9 de octubre, cuando Carlos Eduardo Castañeda, Víctor Alfonso Restrepo, y Diego Urrega, llegaron a Pereira escoltados por La Policía Nacional y fueron trasladados al Hospital de Chinchiná para recibir atención médica y psicológica. Castañeda siguió su camino a la capital de Caldas donde se reencontró con sus seres queridos.

“Realmente sí vamos a poder descansar, pero esa persona desde que llegamos en diciembre nos dijo que el que la hacía la pagaba, que así sea con la familia se desquita, entonces a nosotros también nos tiene muy preocupados ese tema, como le dijimos a La Policía hoy. Él dice que tiene gente en Colombia que se encarga de hacerle daño a la familia de quien lo perjudica”, relata preocupado por la integridad de su familia, y es que, según relata, al parecer Wilson Linares ha pagado ya condenas en España y Panamá por el delito de trata de personas, pero finalmente ha quedado libre.

El caldense finalizó la entrevista con RCN Radio dejando un mensaje y es que no se puede ser ingenuo ante situaciones como estas donde aparecen ofertas muy atractivas de trabajo en otros países con todo pago, y mucha rentabilidad, pero sin tener certeza en lo que se va a realizar o las relaciones que se pueden establecer.

“De todo eso bueno no dan tanto, la verdad nosotros nos fuimos por que nos iba a ir bien, pero realmente fue otra cara lo que nosotros vivimos. Le cuento que nosotros pensábamos que íbamos a tener muchas cosas, y antes quedamos más endeudados de lo que realmente estábamos”, puntualizó Castañeda, hoy de regreso a casa.
 

Fuente

Sistema Integrado de Información

Encuentre más contenidos

Fin del contenido.