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El presidente Juan Manuel Santos firmó un decreto para proteger a las comunidades indígenas que estén en condición de “aislamiento” o en estado “natural”, con el fin de garantizar su desarrollo, sin que se afecte su entorno social.
 
Según el mandatario, la medida se adoptó para definir una serie de directrices especiales, que van encaminadas a la prevención de las comunidades indígenas que no han tenido contacto con la civilización.
 
Santos indicó que el decreto de protección de comunidades indígenas en “aislamiento”, tiene un efecto en todo el territorio nacional, para preservar en el tiempo a ese tipo de poblaciones.
 
“Podrían existir más comunidades indígenas aisladas y hemos querido establecer unas medidas para protegerlas, vamos a firmar un decreto de medidas de protección y prevención, con un alcance para todo el territorio nacional”, sostuvo el Presidente.
 
De acuerdo con expertos, el decreto que firmó el presidente Santos establece que las autoridades se podrían trasladar a zonas del país en las que al parecer existen grupos indígenas huyendo de enfermedades, esclavitud y un proceso de evangelización.
 
En el país existirían más de 16 indicios de la eventual presencia de comunidades en estado natural, población que estaría ubicada en la cuenca amazónica.
 
CIDH ha pedido no contactar a los pueblos indígenas aislados de Suramérica
 

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en varios informes durante los últimos años, ha pedido que no se contacte a los pueblos indígenas aislados de Suramérica.
 
Los informes recogen casos de tala legal o ilegal de madera en Perú, Brasil o Ecuador, extracción de hidrocarburos en Bolivia, minería ilegal en Venezuela o ganadería y agricultura de soja en Paraguay; los cuales se desarrollan en territorios protegidos o cerca de ellos.
 
Según la CIDH, los Estados han reconocido más de 9 millones de hectáreas de zonas protegidas, pero "en la práctica, las prohibiciones de acceso a estas áreas no siempre son respetadas, ni se realizan acciones para hacerlas cumplir".
 
La demanda creciente de materias primas alimentó el desarrollo en la última década de los países suramericanos, ricos en recursos energéticos y minerales, lo que aumentó la tensión con los reclamos de grupos ecologistas e indígenas.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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