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La Hermana Gloria Cecilia atendió a los medios de comunicación de Nariño
RCN Radio

En un encuentro con los medios de comunicación de la ciudad de Pasto, ya más tranquila y en medio del cariño de la comunidad religiosa y educativa de la Universidad Mariana, la hermana Gloria Cecilia Narváez, amplió detalles de las circunstancias que rodearon su secuestro y su posterior liberación tras cuatro años y ocho meses de martirio.

“Estábamos viendo las noticias en la televisión cuando empezaron a ladrar los perros y abrimos la puerta para preguntar quién era?, pero cuatro hombres armados, con armas grandes y uno con revolver, que parecía le jefe, entraron y nos amenazaron y nos dijeron que tenían orden de sacarnos y matarnos…Le dije que no éramos europeas sino colombianas y nos pidieron el pasaporte, un hombre intento meterse la cuarto de la hermana Sofia, la más joven, pero me regresé y me interpuse y le dije que si quería hacernos daño tenía que ser conmigo, que era la superiora del lugar, por eso me sacaron de la casa y me pusieron las cadenas y me llevaron”, expresó la religiosa recordando el día del secuestro.

Mas adelante recordó que el momento más complejo durante su cautiverio estuvo relacionado con que sus acompañantes, también mujeres, de diferentes nacionalidades, fueron liberadas y se quedó sola al cuidado de sus captores. 

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“Cuando quede sola, porque se llevaron a la francesa que estaba conmigo, fue lo más duro, porque pensé que ya no me iban a liberar y que me tocaba quedarme, pedí fuerza a Dios y su hijo Jesucristo…Me tocaba hacer mis necesidades lejos de esos hombres, buscaba detrás de unos arboles o en huecos de arena, pero un día, cuando salí a eso, pasaba una camioneta, salí y paré el carro, le dije que me ayudara a salir y me liberaran, pero ellos me llevaron de nuevo al campamento y el jefe que estaba allí me regañó y me dijo que no podía irme lejos, iba a amarrarme pero llegó un ángel que le dijo que no me hiciera daño”, contó la religiosa. 

En otra oportunidad, la hermana Narváez se alejó del campamento donde se encontraba intentando escapar. “Alguno de ellos me dijo: Gloria, tienes que huir, estás en peligro, estás entre talibanes, así que me fui muy temprano, me alejé mucho, caminé bastante, pero no sabía a donde iba, en el desierto ellos me alcanzaron y me devolvieron al campamento”, relató.

Asegura la Hermana Gloria Cecilia que nunca se sintió sola, a pesar del peligro en el que estuvo su vida, ya que en varias oportunidades los captores la amenazaban con dispararle apuntando con sus armas y en otras los campamentos estaban en peligro por el ataque de los enemigos. “Yo le pedía a Dios que nos protegiera a todos, a los hombres malos que me tenían secuestrada y que no permitiera que nos hicieran daño”,  comentó la religiosa nariñense.

Sobre su liberación, aseguró que fue un proceso largo, que sus captores le dijeron un día que tenía que irse y la ubicaron en un vehículo, ella creyó que la iban a trasladar de campamento; sin embargo, la llevaron hasta el desierto en donde la entregaron a un hombre de origen árabe que la llevo a a varias poblaciones, poco a poco, la acercó a la capital Bamako, debió usar varios vehículos y luego en pequeños aviones, en un proceso que tardó prácticamente un mes, pero solo supo que se trataba de su liberación cuando llegó a esa capital.

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“Cuando vi la ciudad, la capital, no creía que estaba ahí, creía que me habían sacado a Argelia u otro lugar, pero ahí ya me estaba esperado una comisión del presidente Malien, militares y un prestante musulmán, que no supe quien era porque se mantenía cubierto por el turbante, me dijo que no tuviera miedo que iba a mi libertad, que se habían hecho muchos esfuerzos y que el Presidente me esperaba en el palacio”, cuenta con emoción la hermana; después vinieron los momentos que se conocieron a través de las redes sociales y los portales informativos en los que se la ve vestida de amarillo y en compañía del Presidente de Mali y el Cardenal de la Iglesia Católica en ese país.

Solo hasta que estuvo en un avión rumbo a Roma, la hermana Gloria Cecilia sintió que era libre, ahí dos delegados del Vaticano, le explicaron que ese viaje desde Mali a Italia era la confirmación del fin del secuestro y representó, además, el encuentro con el Papa Francisco, quien la bendijo en la misa del Domingo siguiente, le agradeció por su testimonio de fe y le pidió que orara por él, al tiempo que le solicitó que siquiera con su misión pastoral. 
 

Fuente

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