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La vida de Yadira después del matoneo

Más allá de un juego, o una simple broma de colegio, el abuso escolar que sufren algunos jóvenes y niños en el país, resulta ser un flagelo que deja marcas en el cuerpo y la mente, que no se borran con el paso de los años; una madre, nos cuenta el caso de su hija.

El 25 de agosto del 2009, la vida de la familia Perdomo Altamiranda, cambió radicalmente, cuando su hija Yadira Perdomo, de tan solo 14 años cayó desde un tercer piso, a causa de una broma que sus compañeros le jugaron.

"Ellos hicieron una escalera humana y la obligaron a subir... cuando estaba allí, le empujaron el pie de apoyo y la hicieron caer...": Ángela Altamiranda, madre de Yadira.

Trauma cráneo-encefálico, fractuta multiple de columna y serias complicaciones renales, fue el reporte médico tras la "inocente broma", que sufrió en su colegio, diagnóstico que solo era el preámbulo, de lo iniciaba en sus vidas.

"Mi niña quedó en silla de ruedas, tiene que usar sonda, se deterioró totalmente su vida... no solo cambió la vida de ella, todos en la familia tuvimos que alterar nuetras vidas por la niña...": Ángela Altamiranda, Mamá Yadira.

La rutina diaria ya no era de la casa al trabajo y del estudio al hogar, ahora los pasillos de clínicas y hospitales, así como algunos estrados judiciales, exigiendo sus derechos, eran parte el panorama que les fue impuesto de manera arbitraria y sin estarlo pidiendo.

"Su moral quedó por el piso, ya no quería vivir, al comienzo estaba muy afectada, Yadira se preguntaba, ¿por qué ella?... tuvimos que dedicarnos a levantar su espíritu...": Ángela Altamiranda, madre de Yadira.

Y aunque pareciese que en medio de este cúmulo de tragedias, encontrar almas y voluntades flanqueadas, es tan común, como los actos de matoneo que las provocan; el caso de Yadira, hoy día es ejemplo de lucha.

Tras crear la fundación "USE" (Unidos Seremos Escuchados), Yadira Perdomo y su madre Ángela Altamiranda, van de colegio en colegio, vacunando a todos contra la violencia escolar y llevando un mensaje de esperanza a quien lo necesite.

"Ella, al final, decidió que debía hacer de su caso un modelo a seguir, es atleta paralímpica, ya le ha dado al país muchas medallas y además, es estudiante de música y su principal meta, es acabar con la violencia escolar en Colombia..." Ángela Altamiranda.

Poco a poco, esta joven, que ya tiene 19 años, se ha ido levantando de los estrágos que un simple juego le causó y aunque este caso, irónicamente se puede tomar como afortunado, deja un claro mensaje a los jóvenes, docentes y principalmente a los padres de familia.

"La educación de nuestros hijos, no es responsabilidad única de los profesores, muchos padres piensan que porque sus hijos tienen televisor, internet, videojuegos y dinero, ya todo está resuelto y no es así, los niños necesitan amor...": Ángela Altamiranda.

Por último, esta madre asegura, que seguirá luchando junto a su hija y que donde haya un menor que las necesite, ahí estarán y aunque los años y los daños en el cuerpo de Yadira son irreversibles, promete seguir, porque su historia no se repita.