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Las dietas no hacen parte de la agenda de la reina del Carnaval

Cortesía.

Marcela García es abrazada por un torbellino de gozo y alegría cada vez que suena el millo. Los aplausos revientan cuando llega a un sitio y su carisma de reina llena el silencio que le sigue al estruendo con un "ajá".

Ayer su alegría recibió una recompensa: fue decretada reina del Carnaval. El nombramiento fue como la ley y Dios manda.  Primero recibió de manos de la alcaldesa de Barranquilla el documento que formalizó su calidad de embajadora de las carnestolendas para 2016, y luego la mandataria encomendó sus fiestas al Divino Niño "para que todo salga bien".

Aunque solo hasta ayer fue realizado este acto protocolario, a finales de julio Marcela empezó a cumplir su agenda como reina. Desde entonces, esta heredera del trono no ha parado de bailar y de invitar a todos los colombianos a vivir #UnaSolaGozadera.

Afirma que sus comidas corresponden al doble de lo que solía servir antes de ser reina, pues sabe que el desborde de alegría, propio de una barranquillera carnavalera, no se la lleva bien con las dietas.

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Por Vanessa Saldarriaga Soto 

Twitter: @SaldarriagaSoto