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Con ventas de alimentos y artesanías comunidad indígena busca reconstruir su pueblo

Desde el 2015 el resguardo indígena Inga Aponte, ubicado en la zona rural del municipio de Tablón de Gámez (Nariño), enfrenta una lucha y es mantener vivo el lugar en el que han vivido tradicionalmente.

Foto Colprensa



Por Luisa Rico

Desde el 2015 el resguardo indígena Inga Aponte, ubicado en la zona rural del municipio de Tablón de Gámez (Nariño), enfrenta una lucha y es mantener vivo el lugar en el que han vivido tradicionalmente.


En marzo de este año una falla geológica empezó a llevarse todo lo que habían construido: sus viviendas, colegios y edificios se agrietaron, y casi que literalmente “la tierra se los tragó”.


Cerca de 480 familias, es decir, más de mil 500 personas, tuvieron que abandonar sus hogares para lanzarse a lo incierto, vivir alrededor de lo que era la zona urbana en albergues en la Gobernación de Nariño, Pasto y Cali, inclusive algunos se fueron a Ecuador.


En ese momento y conscientes de su condición varios de los integrantes de esta comunidad indígena decidieron emprender un viaje por todo el país buscando apoyo para recaudar recursos para reconstruir su pueblo a través de la venta de alimentos y artesanías.


Es así como iniciaron su recorrido en marzo partiendo de Pasto y varios pueblos de Nariño, sin embargo, ante la iniciativa ciudadana de personas que compraban sus productos, decidieron viajar a la capital para continuar con su objetivo.


Hernando Chindoy, coordinador del Tribunal de Pueblos Ancestrales y Autoridades Indígenas del Suroccidente, explicó que desde el pasado 19 de julio llegaron a Bogotá, primero al Centro Comercial Centro Mayor y ahora a la plazoleta de los talentos de la alcaldía local de La Candelaría para exponer sus productos bajo el nombre de 'Herencia de productos indígenas'.


"Trajimos cinco toneladas de panela, dos toneladas de café, mil panales de huevos y estamos en la comercialización de esto junto a otras obras artesanales, estos productos no son pagados a buen precio, pero son de alta calidad y muy sanos", sostuvo.


Chindoy invitó a los bogotanos para que “quienes quieran puedan venir a visitarnos y que esta sea una manera de ayudar a este pueblo que lo ha perdido todo”.


Según cuenta Chindoy, los cálculos señalan que se requiere una inversión cercana a los 35 mil millones de pesos solamente para reconstruir las viviendas. Dice que si bien han contado con apoyo de varias entidades, también quieren aportar para que el pueblo, en el que una vez vivieron, pueda volver a ponerse en pie.


"La Unidad de Gestión de Riesgo y otras instituciones por vía de tutela, dado el descuido institucional, están buscando garantizar este recurso; se están terminando de hacer unos estudios técnicos de un predio y esperamos que a partir de septiembre se tenga listo el proyecto para vivienda", afirmó.


La inversión para la reconstrucción de este pueblo va mucho más allá debido a que además de las viviendas, se debe reparar el sistema de alcantarillado y acueducto, "está destruido y se complica la situación de salubridad", advirtió el líder indígena.


Actualmente la comunidad indígena está apoyando mientras las autoridades competentes junto a expertos construyen los diseños de cómo van a ser el nuevo pueblo. "Quizá en octubre estemos buscando la aprobación de los recursos", agregó Chindoy.


Sin embargo, el vocero del resguardo indígena Inga Aponte, aseguró que tomaría alrededor de 10 a 15 años volver a construir el pueblo que perdió toda su infraestructura, no obstante advirtió: "los indígenas no nos vamos a ir, somos muy apegados a nuestra madre tierra".