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Aunque Mindefensa asegura que hay normal abastecimiento de combustible en Boyacá, la realidad es otra

Largas filas en las pocas estaciones de gasolina a las que ha llegado combustible en Sogamoso. Foto: William Rodolfo Torres-RCN Radio.


Las estaciones de distribuidores minoristas aseguran que pese a que se ofrecen caravanas para el transporte, el riesgo para el traslado del combustible prevalece.


El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, a través de los medios nacionales ha indicado que hay normal abastecimiento tanto de alimentos como de combustibles en el departamento de Boyacá, el cual es uno de los más afectados por el paro camionero.


No obstante, quienes tienen que vivir en carne propia la realidad de la situación, manifiestan que aunque los alimentos han experimentado un aumento en las existencias en los diferentes productos, los costos para la compra se han elevado de forma dramática.


En lo referente a los combustibles, en ciudades como Duitama, únicamente llega combustible a tres estaciones; mientras que en Sogamoso, solo dos de las 22 estaciones de gasolina han distribuido esporádicamente, desde que se agudizó el paro.


Los propietarios de vehículos han tenido que realizar filas de hasta cuatro kilómetros perdiendo más de 5 horas y con la incertidumbre de que cuando están llegando al surtidor, les digan que ya se acabó.


En cuanto a la ciudad de Tunja, según un comunicado de la alcaldía con fecha del 19 de julio, las reservas de gasolina han bajado a 22.500 galones; mientras que el ACPM bajo a 25.000 galones, lo cual en condiciones normales equivale a un consumo promedio de 4 días.


Aunque algunos municipios del norte de Boyacá, como el caso del Cocuy y otros aledaños, han recibido combustible, existen varios municipios que llevan mucho tiempo con desabastecimiento.


Además, hace varios días que no llega la gasolina para abastecer estaciones de municipios como: Nobsa, Tibasosa, Corrales y Firavitoba, entre muchos otros, que tampoco cuentan con combustible. Por esta razón, la preocupación no solo intranquiliza a los propietarios de vehículos, sino también a los ciudadanos de a pie.