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Adopción en Colombia
Para adoptar en Colombia se debe ser mayor de 25 años y tener, al menos, 15 años más que el adoptable.
Foto: suministrada a RCN Radio/LA FM

Mucho se dice sobre la adopción de niños en el país, el cual es un proceso que se encuentra regulado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), quien de la mano con Instituciones Autorizadas Para Desarrollar el Programa de Adopción (IAPAS), se encargan de llenar de felicidad un hogar con la llegada de un pequeño.

No obstante, a lo largo del tiempo han existido muchos mitos alrededor de la adopción de niños. Hay quienes se atreven asegurar que los menores más saludables, o de rasgos más llamativos, son quienes terminan adoptados por familias extranjeras que vienen hasta Colombia para adelantar dicho proceso. Algo totalmente falso.

Entre muchos mitos, están también quienes dicen que los pequeños en proceso de adopción tienen un costo monetario, como si se tratase de mercancía.

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Sin embargo, que mejor que Patricia Rivera y Andrés Camargo (Nombres cambiados a petición de la pareja), un matrimonio que entre sus sueños siempre estuvo el tener una hija, pero por cosas ajenas a su voluntad no fue posible. Ante esta situación, decidieron practicarse un tratamiento médico de un alto costo económico que, al final, se vio frustrado y no surtió ningún fruto.

Es allí donde la adopción se convirtió en el mejor aliado para que esta pareja cumpliera el sueño de tener una pequeña de dos años, que hoy en día es la felicidad de esta familia bogotana. 

En entrevista con RCN Radio y La FM, esta pareja habló sobre el proceso de adopción que adelantaron y rompió muchos mitos que se tejen alrededor de este tema, acerca de su rigurosidad, el costo y sus requisitos.

A continuación, la entrevista completa:

¿En qué momento deciden adelantar el proceso de adopción?

P.R: Era un proceso que se venía construyendo desde años atrás, a lo largo de nuestro matrimonio.

¿Porqué deciden adoptar?

P.R: Queríamos tener un hijo y no lo pudimos tener de forma biológica, entonces decidimos irnos por la vía de la adopción; realmente fue la forma que encontramos para formar nuestra familia.

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¿Adelantaron algún proceso médico para tener un hijo biológico? ¿Cómo fue? ¿Qué costo tiene un tratamiento de este tipo?

P.R: El proceso lo iniciamos en noviembre de 2013, duró alrededor de cuatro años y nos costó alrededor de $75 millones.

A.C: El costo también depende de la complejidad del caso de cada una de las parejas, porque en los temas de la fertilidad, que por cierto es como un negocio, existen varios niveles de complejidad y dependiendo de ello se puede empezar a hablar de una inseminación artificial en donde simplemente a la mujer le inyectan la esperma del hombre en el vientre.

Es un proceso que no es sencillo sobretodo para las mujeres, porque hormonalmente sufren mucho con este tipo de tratamientos. En este momento, con mucha franqueza, yo no recomendaría eso.

Sin embargo, hay parejas que lo intentan y lo logran, pero en nuestro caso no lo pudimos lograr, y llegaron las pérdidas económicas, frustraciones, duelos, y lamentablemente estas organizaciones nos decían que nos estaban ofreciendo un medio, no un resultado, es decir, no hay garantía de nada.

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P.R: Yo entré en una depresión terrible, hasta suicida, que yo decía me quiero morir y odiaba que la gente me dijera que la naturaleza es sabia. Yo me preguntaba por qué no quedaba en embarazo; me sentía muy mal conmigo misma. Nos tocó pedir ayuda profesional aparte del tratamiento de fertilidad. Renuncié a mi carrera profesional y esto se me volvió una obsesión.

A.C: Conocimos casos de parejas que metieron $200 millones y se endeudaron hasta más no poder para pagar eso y al final no lograron el objetivo. La naturaleza es sabia y uno también tiene que escucharla; ahí es donde dijimos no más.

La adopción siempre la habíamos hablado antes de iniciar este tema de fertilidad.

Una vez tomaron la decisión de adoptar ¿cómo fue el proceso?

P.R: El proceso inicia con el programa “Súper Amigos” del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), siendo este el primer paso que tomamos para el proceso de adopción. Es un plan que consiste en apadrinar un muchacho del ICBF.

Iniciamos el proceso en este programa, pero por recomendación del mismo trabajador social iniciamos el proceso de adopción.

A.C: Antes de iniciar este proceso Súper Amigos ya teníamos el tema de la adopción en la mesa. Al ICBF, y en esto tengo que ser sincero, lo tenía catalogado como una opción no muy buena y por eso pensaba que era mejor ir a las Instituciones Autorizadas Para Desarrollar el Programa de Adopción (IAPAS), porque existía el mito de que si uno paga le dan mejores niños.

Luego aprendimos que todos los niños, incluyendo los de las IAPAS, son gestionados por el ICBF, no es que una de las casas de adopción tenga unos niños y otra casa tenga otra clase de menores y el ICBF tenga otros mejores, no. Es falso que en las IAPAS están los mejores niños. Los niños para adopción, todos están gestionados y administrados por el ICBF.

Al final, un niño sin importar su origen tiene una historia detrás, algo que no estuvo bien con sus padres biológicos, o temas más complejos que esos. Cabe mencionar que todos los procesos de adopción, independiente de sin son en el ICBF o en las IAPAS, tienen el mismo procedimiento estipulado por la Ley.

Otra cosa que nos consta, porque lo vimos, es que un proceso adoptivo en el ICBF es totalmente gratuito, no pagamos ni una sola fotocopia, porque el Estado es el que se encarga de hacer el pago de todos los profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, defensores de familia, etc). De hecho, si un extranjero tuviera la paciencia de aguantarse los cinco años que se demora por el ICBF, no pagaría nada.

P.R: En el ICBF nos explicaban que había por lo menos 5.600 niños en Colombia en listado de adoptabilidad, ello no quiere decir que sean niños bebés, son niños que pertenecen en ocasiones a grupos de cinco o seis hermanos, entonces qué pasa; si un extranjero viene y dice que puede llevarse a un grupo de hermanos que pueden llegar a tener alguna discapacidad, pues obviamente ellos pasan a ser los primeros en la lista, porque los colombianos queremos adoptar niños lindos, sanos y bebés.

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A.C: Hay que crear conciencia de que cuando se va a adoptar se está abierto a que, si ese niño está en una lista de adopción, es porque su historia no es buena y que no pudo estar por (x) o (y) motivo al lado de sus padres.

Otra cosa que nos pareció bonito es que el ICBF siempre trata de que los niños queden con sus padres; es mentira que ellos quitan los niños para darlos en adopción a los extranjeros. El ICBF trata de hacer todo lo que esté bajo su alcance jurídico, legal, administrativo, para que los niños se queden con su familia. Cuando definitivamente se vulneraron los derechos de los pequeños y no se pueden reestablecer, ahí es cuando el ICBF actúa y retira estos niños de sus padres biológicos.

¿Cómo querían que fuera su hijo adoptivo?

P.R: Como algo personal, queríamos una niña porque mi esposo viene de una familia de cinco hombres, donde él es el mayor. No era por nada más.

A.C: Nos contaron en alguna ocasión en una charla informal que hay más niños que niñas y que las parejas están prefiriendo más niñas que niños, entonces tienen más del género masculino.

¿Les parece que el proceso de adopción fue difícil, demorado?

A.C: A nosotros se nos demoró un año, que en últimas es rápido; normalmente, dura aproximadamente uno o dos años (…) existen cuatro idoneidades que se buscan en los padres adoptantes, entre ellos la física, es decir que ninguno de los padres esté enfermo.

Sigue la mental, donde descartan que los padres tengan problemas de esquizofrenia, depresión, bipolaridad, cosas por el estilo. La tercera es la social donde ellos revisan cómo es nuestra red de apoyo, nuestra familia, amigos. Finalmente, está la moral, que es donde miran que los padres no tengan antecedentes.

Hay un comité que hace un análisis de todas las pruebas que a lo largo del proceso se hicieron con la psicóloga, trabajadoras sociales, la visita domiciliaria, es decir, con toda la información que tienen. Luego, ellos deciden si esas personas son idóneas o no para la adopción y, a partir de ese momento entran a la lista de espera.

Otro de los mitos es que la gente piensa que para adoptar se debe ser millonario y eso es completamente falso. A uno no le dicen muestre sus finanzas.

P.R: tampoco se debe tener casa propia, por ejemplo, en nuestro caso vivimos en arriendo. Lo único que nos pidieron es que esté el espacio para el menor que se va a adoptar. Entonces, los documentos que piden inicialmente es el reporte médico, Registro Civil de Nacimiento, partida de matrimonio de cada uno, antecedentes disciplinarios y judiciales y llenar un formulario con nombre, lugar de residencia, una foto para que ellos miren que uno está bien, y que vean más o menos la edad que se tiene. Cuando se inicia el proceso de adopción se va a la charla legal y todo eso es gratis. Pasado un tiempo, desde el ICBF empiezan a llamar para planear los talleres.

Nosotros nos llevamos una sorpresa saber que todo el proceso de adopción era gratuito. Yo ya me estaba haciendo la idea de que necesitábamos 16 o 20 millones de pesos. Preguntamos por qué en otros lados cobran, es decir en las IAPAS, y nos explicaron que se debe a que no tienen el respaldo estatal para pagar a sus profesionales (psicólogos, trabajadores sociales), entonces por eso tienen que usar el dinero de los propios adoptantes para financiar el pago del personal, a diferencia del ICBF que sí cuentan con esos recursos.

En estos momentos lo único que estamos pagando son los papeles de la niña con un abogado. Es decir, la adopción se divide en dos partes: la administrativa que la da el ICBF evaluando a los padres y determinando la idoneidad.

Ya la parte legal es entablar una demanda ante un juez de familia, diciendo que hay un menor en proceso de adopción, el cual con su anterior nombre se va a entregar a unos padres adoptantes para hacer cambio de registro y de apellidos. El cambio de nombre de un niño se puede dar hasta los dos años, y en nuestro caso fuimos afortunados y pudimos renombrar a la niña.

¿Conocen de dónde proviene la niña, su historia y demás?

A.C: Sí. En este proceso de adopción con el ICBF se logra conocer todo, a menos de que sea un bebé expósito, es decir, aquel que ha sido abandonado en una caneca, en la calle, entonces el Instituto no tiene ninguna información antes de ese momento. Por lo tanto, no saben quién es el papá o la mamá.

Si el menor no es expósito y ya hay una historia del niño o la niña, es posible conocer el nombre de los padres, las razones por las cuales se le vulneraron sus derechos y el por qué decidieron quitarles la custodia a sus padres biológicos.

Se conoce la historia médica, psicológica, jurídica y le dan información sobre lo qué come, a qué hora, que le gusta y qué no.

En nuestro caso, cuando la niña crezca y tenga la madurez emocional vamos a acompañarla en su proceso de reconciliación con su historia de vida.

P.R: En el ICBF nos asesoran y nos hacen un entrenamiento en los talleres de cómo se les cuenta más adelante, porque por ley todo niño adoptado en Colombia tiene el derecho de que sus papás le cuenten que es adoptado.

En este momento a ella se le empieza a contar una historia en tercera persona, de un cuento que con mi esposo tuvimos que escribir.

C: De hecho la niña, que tiene dos años, lo ve y ya sabe que ese es el cuento de su vida y el porqué ella llega a nuestra vida; obviamente como está pequeña ella no entenderá la historia por la que llegó a nuestro hogar, pero a medida que vaya creciendo nosotros tenemos el deber de ir preparándola, con unas herramientas emocionales; de manera que, si a los 18 años ella quiere levantar la reserva del sumario de su historia, la cual
reposa en el ICBF, y saber qué fue lo que pasó, pues lo puede hacer.

P.R: No le podemos mentir.

C: De la historia de la niña no podemos contar porque es reservada, no podemos revelar esos detalles, y es un tema que por ahora solo manejamos con mi esposa; ni siquiera nuestra familia la saben, por mucho sabrán el nombre anterior de nuestra hija, pero no la historia de su mamá, papá, y qué fue lo que pasó.

Esa reserva, nosotros como padres la tenemos que guardar hasta los 18 años cuando ella nos dé la autorización de contarla, porque ella es la dueña de esa historia.

¿Qué representa la llegada de la pequeña al hogar?

A.C: Al principio es difícil porque nos enfrentamos al reto de ser padres primerizos, pero día a día empieza a existir esa familiaridad con ella.

A.C: Para nosotros la niña es nuestro tesoro y tenerla es hermosísimo.

¿Qué mensaje envían a las personas que están pensando en adoptar un hijo?

A.C: Que lo hagan, que no se van a arrepentir, que es el proceso más lindo, que es el camino más hermoso para conformar una familia. Que tengan claro que la adopción no es un acto de caridad, no se le está haciendo un favor a nadie; esto es un acto de amor para conformar una familia, es una cita ciega al amor.

A.C: Yo les diría a las personas interesadas en adoptar que se documenten, y que no permitan que los comentarios de las personas influyan en las decisiones.

Que investiguen. El ICBF tiene una página donde aparece toda la información abierta a la gente con los respectivos lineamientos. Invito a todas las personas a que no les dé miedo adoptar.

Fuente

Sistema Integrado Digital

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