Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Soldados patrullan la zona de Caño Indio, en el Catatumbo. Municipio de Tibú (Norte de Santander).
Soldados patrullan la zona de Caño Indio, en el Catatumbo. Municipio de Tibú (Norte de Santander).
AFP

Ocaña (Norte de Santander) siempre ha sido conocida como la 'ciudad de los Caro'. El nombre de Ocaña le fue puesto al nuevo poblamiento como homenaje a Fernández del Busto, natural de Ocaña, España.

Fue fundada el 14 de diciembre de 1570 por el capitán Francisco Fernández de Contreras. No es para menos esa descripción, pues fue pensada para ser una vía que comunicara el núcleo urbano de Pamplona con el mar Caribe y el interior, de lo que ahora es el centro del país.

Caminar por Ocaña tiene esa particularidad de sentir que el tiempo se detuvo: las calles angostas, los andenes mordisqueados por las paredes y una brisa intensa que se distancia del calor que hace apenas a cuatro horas en Barrancabermeja, ciudad en donde aterrizan los únicos vuelos comerciales de la zona. Tres por día.

De interés: Hospital y aula de clases: menores con enfermedades críticas logran graduarse del bachillerato

Protagonista como ninguna, Ocaña es la llegada obligada cuando de Catatumbo se habla. Una zona hermosa y conflictiva por igual, con cerca de 120 mil habitantes. La zozobra con el tiempo se ha ido, pero como la brisa, de vez en cuando regresa intempestivamente y se siente con la soledad de las noches.

Son apenas las doce del mediodía, miércoles. Los comercios cierran porque es ley, quizás la única ley visible en la zona, que en la hora del almuerzo todos se juntan en sus casas a descansar durante casi dos horas.

Protagonista también, porque a esa zona también le soplan vientos de la denominada "paz total". Un adjetivo aún en construcción que ha acuñado el nuevo Gobierno, el primero de izquierda. Una paz que más bien ha tratado de buscar un lugar, entre tanta tempestad política, subversiva, en medio de presencia de grupos armados como las AGC, ELN y el EPL.

Diógenes Quintero representante
RCN Radio

"Queremos promover que la gente participe. Lo que aprendimos del Acuerdo de La Habana es la participación, la gente tendrá mayor participación", dice el representante a la Cámara por la Curules de Paz Diógenes Quintero, en medio de un taller sobre "paz total", el primero que se realiza en la zona del Catatumbo.

La sala esta abarrotada de líderes sociales de la zona, madres cabeza de familia, jóvenes que buscan tener la oportunidad de hablar para entender qué es eso de la "paz total" y por qué deberían aportarle a eso desconocido, inventado, acuñado, desde un escritorio a más de doce horas en carro, en el centro de Bogotá.

Más enJeison Silva, el soldado al que una cuchara le salvó la vida en combate

Quintero, vestido de camisa blanca, escoltado por un equipo de seguridad y rodeado de "los suyos", manifiesta que la verdadera paz es vivir con tranquilidad en el territorio al que les tocó, por azar o por suerte, pertenecer.

Él llegó a Ocaña huyéndole también a la violencia y quizá eso le ha valido para representar a las víctimas en el Legislativo.

El sol está templado, es casi la una de la tarde y el taller avanza. Escuchando a los jóvenes que claman más oportunidades para estudiar y llegar a ser, como Quintero, un abogado que logró recordarle a Ocaña por qué sí merecen un poco de esa paz.

Personaje
RCN Radio

Más allá del diálogo político, la apuesta sustancialmente ambiciosa del Gobierno de Gustavo Petro es entender cómo zonas como el Catatumbo, rodeada del campo plano y llano, atravesada por la autopista de la Ruta del Sol, es valiosa para 'democratizar la tranquilidad' de la que gozan las capitales de Colombia. La dignidad del campo es relativamente la riqueza de la periferia.

Desde el Sur del Cesar, llegó Aida Pérez a Ábrego, Norte de Santander. Desplazada, el común denominador de los lugareños, por los grupos armados como las AU:  "Uno vivía con el miedo de ser alcanzado por algún grupo y perder la vida", dice.

Le puede interesarDiálogos con el ELN: un recuento de intentos fallidos buscando la paz

Se autodenomina como una mujer "soñadora", terminando administración pública en la ESAP, con 42 años y tres hijas. Es una líder social de la zona que ha vivido de cerca el fragor de la violencia y el abandono del Estado.

Ábrego, un municipio de apenas 50 mil habitantes; es el receptor del desplazamiento del norte del país. "Para construir una paz total es importante construir tejido social, nos hemos enfrascado en ganar una guerra y hemos olvidado a los jóvenes", añade.

En el evento también hace presencia la Misión de Observación de la ONU en Colombia. Señalan extraoficialmente a RCN Radio que se "sienten motivados con las políticas que ha implemnetado el nuevo Gobierno, como el inicio de la mesa de diálogo con el ELN para llegar a los territorios más olvidados por el Estado".

"Yo sí creo en la paz, es como cuando nos preguntan, ¿ustedes creen en el amor?, yo creo en el amor", finaliza Aida.

Fuente

Sistema Integrado de Información

Encuentre más contenidos

Fin del contenido.