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Botadero de Bucaramanga
El Carrasco
RCN Radio

El Carrasco, en el occidente de la capital santandereana, además de recibir las basuras de la ciudad, absorbe las de otros 14 municipios del área metropolitana y de más lejos.

Hace 12 años un juez ordenó el cierre porque la vida útil del depósito terminó, sin embargo los distintos gobiernos locales, bajo la figura de emergencia sanitaria, han pasado por encima la orden judicial.

Mientras tanto los habitantes de los barrios vecinos han padecido desde hace 40 años los malos olores, las plagas, epidemias y enfermedades que se producen de residuos en descomposición.

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Hace un año encima de las montañas que cubren la basura, la alcaldía de Rodolfo Hernández comenzó la construcción de un complejo deportivo con canchas de fútbol, baloncesto y tenis, senderos con jardines y hasta una zona de comidas.

Se podría decir que Bucaramanga es tal vez la única ciudad del mundo con un parque contemplativo, como lo bautizó el suspendido alcalde Hernández, en la cima de un relleno que sigue funcionando.

Horacio Rey, Presidente de la Corporación Ambientalista El Porvenir, tiene 80 años, vive en ese barrio aledaño al Carrasco. Lleva la mitad de su vida luchando por el cierre del basurero y logró que un juez lo ordenara, pero hasta ahora la sentencia no se ha cumplido.

Germán Niño vive a unos metros del relleno, no es exagerado afirmar que en el patio trasero de su casa tiene un botadero y un parque que supuestamente será inaugurado en unos meses cuando se clausure el relleno, lo que para muchos escépticos no sucederá en años.

Doña Gladys Uribe, vive hace 4 años en la vivienda de Germán, una antigua parcela donde se producía tabaco. Dice que ha tenido que soportar el calvario de respirar el aire contaminado del basural.

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Cuenta que a sus achaques se le agregan gripas y virus producidos por el Chikungunya y el zika. “Es muy incómodo, los niños sufren de diarreas y brotes en la piel. Hay muchas moscas y zancudos pero nunca vienen a fumigar”, se queja la mujer.

Por su parte don Horacio confía ciegamente que este año, cómo se lo prometió el alcalde Hernández, quien ha estado en el barrio Porvenir, porque ya están cerca las elecciones, el relleno sanitario El Carrasco sea definitivamente cerrado y que él y sus vecinos-lo dice llorando- puedan disfrutar del parque contemplativo construido encima de la podredumbre que botan los habitantes de la ciudad bonita y de 14 municipios circundantes.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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