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Mocoa, golpeada por el invierno
Una avalancha volvió a afectar numerosos barrios en Mocoa, el fin de semana.
RCN Radio / Jairo Tarazona

El barrio San Agustín de Mocoa (Putumayo) queda al lado del río Sangoyaco. Como sucedió hace casi año y medio, este sector de casas modestas fue nuevamente golpeado por la fuerza de la naturaleza: las aguas desbordadas del afluente trajeron consigo lodo y piedras, llevándose por delante todo lo que encontraba a su paso.

Esta vez sus habitantes ya estaban advertidos por la dureza de la tragedia, que el 1 de abril de 2017 casi lo desapareció con una avalancha que dejó las decenas de muertos, otros desaparecidos y centenares de heridos.

Recorrerlo en estos días es revivir el dolor y el impacto de hace más de un año: casas semidestruidas, abandonadas, inundadas de lodo y desolación y, dentro de ellas, sus habitantes con caras angustiadas pero en pie con la dignidad que deja la resistencia por haber sobrevivido dos veces al infortunio.

“A mí me afectó la primera avalancha. Y la del fin de semana también. El lodo se llevo todo lo que tenía en mi casa”, dijo la señora Carmen Abisoy, quien vive a escasos 30 metros del río Sangoyaco.

El lodo y la lluvia arrasan con viviendas en Mocoa
Mocoa, capital de Putumayo, volvió a resultar afectada por una avalancha que arrasó con viviendas a su paso. Recorrimos las zonas más afectadas.

La mujer todavía trabaja para limpiar su casa, la que se niega a abandonar pese a haber sido afectada dos veces por la furia de la naturaleza.

Yo llegué a este lugar cuando solo estaba el río. Tuve la oportunidad de que me vendieran un pedacito de terreno y me pasé allí”, dijo.

Doña María Calpa Carrera está en las mismas labores. Improvisa junto a familiares y vecinos en lo que quedó de su casa un fogón comunitario para sobrepasar el martes. Es una mujer menuda, ya entrada en años pero activa, a quien encontramos recogiendo los pedazos de lo que le alcanzó a quedar en su vivienda.

La primera avalancha me dejó de la casa solo este lote que ve aquí. Y ahora, la segunda se me llevó lo que tenía en la otra casa que vivía en arriendo”, cuenta.

La avalancha me destruyó todo y ahorita no tengo nada. Solo me queda la finca con la que me sostengo”, dice a su turno el señor Vitaliano, un agricultor que tenía su vivienda en el barrio San Agustín.

Los daminificados

Se estima que 102 familias que ya habían resultado con daños en viviendas y que habían sido evacuadas por la primera avalancha, en esta ocasión nuevamente fueron golpeadas por la fuerza de la naturaleza, el domingo pasado.

Aunque en las últimas horas no ha vuelto a llover en Mocoa, tras la emergencia invernal del fin de semana, el municipio intenta levantarse de nuevo.

A pesar de que los ríos que circundan por la ciudad como el Mocoa, el Mulato y el Sangoyaco ya han bajado su caudal, siguen cientos de familias damnificadas.

El alcalde de Mocoa, José Antonio Castro, manifestó que “estamos preocupados porque las cifras cada vez crecen más y la tendencia en la parte rural pueden tener unos ascensos considerables”.

Según Castro, hasta el momento hay 181 familias afectadas con 604 personas en total; 108 de ellas ya tenían registro único de damnificados, lo cual quiere decir que entre los afectados más de cien personas ya habían sufrido la inundación que se presentó entre la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril de 2017.

El alcalde Castro aclaró que en esta emergencia se han registrado 79 nuevos damnificados. Sin embargo, muchos de los habitantes prefieren no abandonar su vivienda a pesar de que estén en peligro inminente.

“Yo no acepté el subsidio temporal que me ofrecieron porque no tengo para donde irme con mis hijos. Entutelé al señor alcalde y al momento no tengo respuestas”, manifestó Luciano, habitante de uno de los barrios afectados por la emergencia.

El alcalde José Antonio Castro explicó que hay personas que se rehúsan a salir de sus viviendas y que están en zona de riesgo “a pesar de que el gobierno nacional, a través de la Unidad Nacional de Gestión de Riesgo, les ha provisto el subsidio arriendo y les ha dado el dinero para que alquilen casas fuera de la zona de peligro. Ellos se resisten y dicen que si no le dan casa pues no van a salir”.

Según Castro, la emergencia han dejado 1.209 viviendas afectadas en la parte urbana y se han entregado 300 viviendas nuevas, cientos de familias todavía esperan por una casa dónde vivir.

De todas maneras ya hay algunas de estas viviendas que están siendo demolidas por el riesgo que representan. Sus pobladores esperan el lunes al presidente Iván Duque, quien prometió visitarlos, para que les agilicen la entrega de sus casas.

Quienes están a orillas de los ríos seguirán en riesgo y se resisten a salir porque no tiene a donde ir.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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