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Tres cuerpos de personas dadas por desaparecidas en el municipio de Orito (Putumayo) durante la violencia armada de los años 90, fueron recuperados por la Unidad de Búsqueda.
Tres cuerpos de personas dadas por desaparecidas en el municipio de Orito (Putumayo) durante la violencia armada de los años 90, fueron recuperados por la Unidad de Búsqueda.
Foto: Unidad de Búsqueda

La Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas (Ubpd) recuperó en un cementerio del municipio de Orito, en Putumayo, tres restos óseos que podrían corresponder a jornaleros que desaparecieron entre 1996 - 1997, en medio de conflicto armado que en esa época afectó a esa región

El hallazgo se produjo en medio de la implementación del Plan Regional de Búsqueda del Bajo Putumayo que abarca a los municipios de Orito, Valle del Guamuez, Puerto Caicedo, Puerto Asís, San Miguel y Puerto Leguízamo.

De acuerdo con los estudios que ha desarrollado la Unidad de Búsqueda, en ese departamento fueron desaparecidas, con ocasión de la violencia armada, cerca de 3.302 personas. 

Las masacres fueron los hechos violentos por medio de los cuales se presentó la mayoría de desapariciones forzadas; precisamente, entre los años 1985 - 2011 se cometieron alrededor de 78 masacres que dejaron 576 muertes. 

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Víctimas 

Mario era un jornalero reconocido entre los habitantes de la región en la época en la que se exacerbó la violencia armada, según se logró establecer en la investigación que adelantó la Unidad de Búsqueda, la víctima se alejaba por temporadas de su casa para trabajar en el bajo putumayo y en el Huila, en la producción agrícola y en las labores de la construcción. 

En medio de los viajes que realizó fue asesinado en 1996 y su cuerpo inhumado en el cementerio de Orito. 

“Desde 1996 dejamos de tener información de él hasta el 2007, cuando me di a la tarea de empezar a averiguar por mis propios medios. En muchas partes me cerraron las puertas hasta que me encontré con una persona que me entregó información y por ese lado yo seguí averiguando”, dijo Juan hijo de la víctima que participó en el proceso de búsqueda. 

La participación de Juan fue muy importante en las labores de búsqueda, pues gracias a la información que logró recopilar, fue hallado el lugar en el que fue sepultado su padre. 

Incluso acogió el lugar como una manera de rendir homenaje a su papá, limpiando y visitando la tumba. “Con mi mamá nunca nos faltó nada. Soy el único hijo de él y mi abuelo siempre me insistió en el amor por la familia. Cada que yo necesitaba tomar una decisión, hacer un negocio, venía a consultarle porque siempre lo he llevado y lo llevaré en mi mente. Él se murió físicamente, pero siempre me ha acompañado, gracias a Dios”, afirmó.

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Por su parte, la directora del órgano adscrito al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, Luz Marina Monzón Cifuentes, reconoció el apoyo y compromiso que brindó Juan hijo de la víctima en las labores de búsqueda y en la recuperación del cadáver. 

“Para el proceso de investigación humanitaria y extrajudicial que lidera la Unidad de Búsqueda es muy importante contar con la participación activa de familiares investigadores, quienes con su colaboración y experiencia permiten agilizar los procesos y así lograr las respuestas que por años han estado esperando”, dijo.

Miguel

Fue un menor de edad que fue asesinado en medio de una cruenta masacre que ocurrió en 1997, en el departamento de Putumayo.  

“Las cosas pasaron un 7 de diciembre, pero unas personas que reconocieron a mi hermano no le informaron a mi papá sino hasta el 14. Ellos lo sacaron de esa fosa común para no dejarlo ahí tirado con las otras personas y lo trajeron a este cementerio. Por cosas de seguridad, y porque la salud de mi papá empeoró después de recibir esa noticia, nosotros decidimos dejar el tema ahí, pero ya para el 2004 yo me puse a averiguar y la cosa no avanzó mucho hasta que me llamaron ustedes”, dijo Luis hermano de la víctima. 

Además, fue hallado otros restos óseos que corresponderían a una persona que entre 1996 -1997 fue asesinada y desaparecida. 

Los cadáveres fueron entregados al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses para su identificación, que a través de sus expertos se encargarán de identificar formalmente a las víctimas de la violencia armada en esa región de Colombia.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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