Ya van 248 casos de explotación sexual de menores en lo que va de 2019
En el 89% de los episodios, las víctimas de explotación sexual comercial son niñas.
Entre enero y septiembre de este año, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar ha atendido 248 casos en los que menores de edad han sido víctimas de trata de personas y explotación sexual comercial.
Desde Medellín, la directora nacional del instituto, Juliana Pungiluppi, aseguró que 23 de estos casos ocurrieron en la capital de Antioquia, donde recientemente se realizó un operativo que permitió la captura de seis personas, una en Estados Unidos, y se realizaron dos notificaciones más en centro carcelario.
Con 47 casos Bogotá ocupa el primer lugar en la lista de episodios de explotación sexual infantil, seguido por Bolívar con 28 y luego Antioquia.
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“Hay que resaltar una cifra muy importante y es que en el 89% de los episodios, las víctimas de explotación sexual comercial son niñas; estamos hablando de que de los 248 casos, 220 son de niñas”, sostuvo la directora del ICBF.
Las investigaciones han permitido establecer que la mayoría de los menores son reclutados en barrios populares de las grandes ciudades y que usan las redes sociales para ofrecerles dinero a cambio de favores sexuales.
Operativos recientes
Luego de dos años de investigaciones, funcionarios del CTI de la Fiscalía y uniformados de la Policía lograron la captura en Medellín de siete personas y una más en Estados Unidos, además de dos notificaciones en la cárcel a personas involucradas con una red de explotación sexual de niños, niñas y adolescentes que delinquía en entornos turísticos de la capital de Antioquia.
El Fiscal general encargado, Fabio Espitia, aseguró que este grupo criminal contactaba a los clientes, que en su mayoría eran extranjeros, por redes sociales.
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El catálogo estaba compuesto por más de cien menores de edad que debían entregar un porcentaje del dinero que recibían a cambio de favores sexuales.
El seguimiento a cuentas de Facebook, interceptaciones de llamadas y una denuncia anónima permitieron establecer que las víctimas de esta red de proxenetismo provenían de sectores populares de Medellín y Bello.
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