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La tristeza de Savater que no lo deja escribir más libros

Fernando Savater - Colprensa


Por: Juan Manuel Ruiz

Muchos años han pasado desde la primera obra de Fernando Savater y muchos también pasaron de un matrimonio que era una unión intelectual poderosamente llamativa en los círculos culturales españoles.


Savater y Sara, Sara y Savater. Filósofo y cinéfila, como a ella le gustaba que le dijeran. Procuraban estar mucho tiempo juntos, en medio de los viajes del renombrado pensador, hombre de familia, amante de su mujer y de los libros.


La enfermedad carcomió en pocos meses a Sara Torres, la musa a la que Savater le leía todos sus escritos. Los consultaba con ella, procuraba que ella fuera siempre la primera lectora de sus manuscritos. Ella los criticaba y subrayaba, los observaba y sugería. Era una rutina de pareja, tanto como tomar juntos el café en la mañana o caminar juntos en el bosque o en los museos o en los lugares históricos que solían visitar.


Sara murió el año pasado. Y Savater, que siempre había dicho que escribía para que ella lo quisiera más, cayó en el desánimo. No en depresión, en una especie de desidia que lo bloqueó, lo derrumbó.


Su último libro –él dice que es el último, ojalá no sea así— es 'Aquí viven leones', un viaje a las guaridas de los grandes escritores, y está firmado por Fernando Savater y Sara Torres. Los dos son los autores, aunque ella ya no esté presente.


Es, según le dijo Savater a RCN RADIO, su último libro. "Es una decisión que tengo. Seguiré escribiendo artículos, teniendo comunicación con los lectores por esa vía, pero ya no tengo más deseos de escribir libros. Yo he escrito mucho tiempo para mi mujer, que era mi lectora privilegiada, pero ahora faltándome ella no tengo ese estímulo que necesito", subraya Fernando Savater.


En cuanto al inmenso amor que Savater sintió y sigue sintiendo por su mujer, su declaración es contundente y conmovedora:


"Ella ha sido durante más de 30 años el eje fundamental de mi vida porque ha sido mi compañera, mi lectora, mi interlocutora, el apoyo de mi vida. Y realmente ahora me encuentro como mutilado, como si me hubieran cortado parte de mi vida. No estoy preparado para vivir sin ella".