104 años a punta de chocolate, rosarios y una vida feliz
La mujer quien nació en 1915, asegura que vivir "sin penas", ha sido su secreto para mantenerse activa con más de un siglo de existencia.

Doña Mercedes Zuluaga acaba de cumplir 104 años y los celebró en una fiesta en la que hubo música y whisky y que fue un pretexto para cantar sus canciones preferidas y repetir su agradecimiento por vivir tan felizmente.
Está divinamente, como dicen las señoras, tiene razones de sobra para agradecer que haya pasado de los 104 años “sin penas ni nada” y que pueda reunirse tan alegremente con sus cuatro hijos, 22 nietos y un número indeterminado de bisniestos.
“Ya no me acuerdo” del número preciso de invitados dice doña Mercedes, quien sin embargo asegura que “se reunió un gentío” para cantarle el feliz cumpleaños y acompañarla en una fecha tan emotiva.
“La verdad es que perdí la cuenta, porque cuando la familia se reúne somos muchísimos”, insiste. En diálogo con el programa Al Fin de Semana, doña Mercedes dice que ha sido inmensamente feliz, que no ha tenido penas y agradece a Dios que sus cuatro hijos estén casados y ninguno le haya dado problemas.
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Mercedes Zuluaga, la mujer de 104 años
Está como un roble, dice que se levanta tarde, pero si hay que madrugar lo hace sin problema, que reza el rosario varias veces porque es la costumbre que aprendió desde niña en su pueblo natal en Antioquia y que religiosamente se toma un chocolate en las mañanas y en la tarde.
Doña Mercedes Zuluaga dice que hay que darle gracias a Dios que “la dejó llegar todavía dándose cuenta” y cuando le preguntamos sobre los años que aspira a vivir, reitera que se morirá “cuando Dios quiera”.
Duda por momentos y a veces se le dificulta precisar recuerdos cercanos, pero tiene intacto en su memoria el recuerdo de Yarumal, en donde aprendió sus primeras cosas, recuerda la historia de sus dos matrimonios y nos cuenta que el primero fue a las 7 de la mañana y después se fue para Medellín con su esposo “a lo que llaman la luna de miel”.
Insiste en que le gusta vivir católicamente, tener la misa diaria y que haya sacerdote y preservar la costumbre “de rezar siempre el rosario”.
Es tradicional como las matronas antioqueñas y en consecuencia reitera que los noviazgos deben ser decentes, porque “yo veo que ahora los muchachos son como avispados y no duran las relaciones”.
Se declara una fanática de un aguardiente de vez en cuando, aunque su hija dice que le gusta más el whisky, dice que antes la vida era más sana y que ahora le gusta vivir en Bogotá porque “Yarumal es un pueblo” .
Canta con el entusiasmo y la picardía de una niña “canciones como “Yo también tuve 20 años” y “La barca” y cuando le pedimos que se defina, dice que es “una bobita chapada a la antigua”.
Doña Mercedes Zuluaga habla con una vitalidad increíble sobre lo feliz que ha sido estos 104 años y cuando le preguntamos cuantos más aspira a celebrar dice secamente: “Yo que voy a saber”.
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