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Daniel Delgado Montufar
Daniel Delgado Montufar
Cortesía

A pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la salud auditiva, la población de personas con hipoacusia se ha disparado por el mal uso de dispositivos electrónicos, que se hizo evidente en la pandemia. Muchas personas desatendieron las recomendaciones de la OMS que contempla el uso de audífonos no mayor a las ocho horas diarias y por debajo de los 85 decibeles. Sin embargo, hay otro grupo de personas a quienes la pérdida auditiva les llegó por completo azar.

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Es el caso del colombiano Daniel Delgado Montufar, un estudiante de creación literaria de 22 años de edad- quien a pesar de su limitación física-, y de la mano de la tecnología ha podido llevar una vida cotidiana normal, gracias al uso de implantes cocleares en ambos oídos. Aunque, su camino no ha sido precisamente de rosas.

Nació con ambos oídos bien, pero paulatinamente sus papás se percataron que desatendía los llamados o no se inmutaba ante ruidos fuertes como el televisor a todo volumen o la intencionada caída de un objeto al piso.

“Pensamos que sí nació escuchando, pero hacia los tres años empezó a decir que no oía desde el auricular del teléfono. Hicimos seguimiento con especialistas y no le encontraban nada, tenía un buen repertorio de palabras, escuchaba la música, le encantaba el acordeón y hasta bailaba. Con el tiempo se fueron acentuando las señales de la pérdida auditiva en el oído izquierdo, empezó a usar audífonos y casi a los 17 años se comenzó a detectar la pérdida en el derecho”, comenta Ruth, su mamá.

En plena adolescencia y con sentimiento de exclusión por escuchar cada vez menos, se refugió en su guitarra, interpretando canciones de Soda Stereo y  Green day, entre sus grupos favoritos.  Tanto así, que antes de iniciar la pandemia se inscribió en una escuela de música para profesionalizar el arte que permitiría que su voz y sus interpretaciones fueran escuchadas por otros, a pesar de no poderlo hacer de manera natural.

Paralelamente fue implantado e inició un proceso de rehabilitación auditiva en el que la música ha sido vital, así como los estudios en literatura. “Es importante que a quienes tengan este tipo de limitación se les permita tocar un piano, o una batería. Lo importante es que la persona adquiera ese conocimiento: no importa si tiene o no implantes auditivos, debe empezar a leer y conocer. Para mí tocar la guitarra ha sido parte de la rehabilitación”, afirma Daniel.

Para la fonoaudióloga de MED-EL, Lina Rubio, el proceso de rehabilitación a través de la música ha demostrado tener un gran efecto terapéutico sobre los pacientes. “Hay una mayor estimulación del nervio. Lo que buscamos con un paciente implantado es que tenga un entrenamiento auditivo extenso: entre mayor riqueza auditiva, mejores resultados y percepción sonora”.

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El implante coclear es un dispositivo médico que reemplaza las funciones de las células afectadas en el oído interno y le brinda la oportunidad a una persona con sordera a escuchar nuevamente. Empresas austriacas han desarrollado esta tecnología desde 1977, permitiendo sustituir este sentido en el ser humano hasta el momento. 
 

Fuente

Sistema Integrado Digital

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