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Tomografía de cerebro
Foto: Pexels

Este sentimiento de miedo, temor e inquietud, puede hacer que sude, se sienta tenso y tenga palpitaciones, al mismo tiempo tiene efectos en todo el cuerpo que van más allá de simples ecos en la salud mental y el comportamiento en el sentido psicológico que todos imaginamos.

La ansiedad también se manifiesta en el cuerpo e incluso en el cerebro, órgano en donde es visible su presencia ya que deja huella y esta puede observarse con ayuda de la tecnología de investigación científica.

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Científicos del Instituto de Neurociencia del Monte, de la Universidad de Rochester, aprovecharon los avances de la realidad virtual que permiten sumergir a una persona en las sensaciones propias de cierto momento, casi como si lo estuvieran viviendo en verdad.

Un grupo de voluntarios se conectaron a este experimento de realidad virtual en donde ellos simulaban la recolección de flores, pero con un incentivo extra, algunas de estas estaban libres de peligro, pero otras tenían abejas que podían picar a las personas, quienes en ese momento recibían una pequeña descarga eléctrica que asemejaba el piquete del insecto

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Esta situación generó estrés en quienes participaron en la dinámica ante la incertidumbre de si cada flor que recolectaban estaría libre de riesgo o tendría una abeja que provocaría una descarga en su cuerpo. Lo que buscaba esta prueba era observar de qué manera la ansiedad se refleja en el cerebro.

Los investigadores lograron demostrar que las personas con ansiedad difícilmente logran controlarla, incluso si quieren hacerlo, pues su cerebro tiene un comportamiento distinto al de quienes no tienen ansiedad. Para las personas con esta condición, incluso si sabían que estaban en un ambiente seguro, su cerebro les advertía de forma fuerte sobre el riesgo, haciéndolos sentirse en peligro.

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Esto era notorio porque sus cerebros mostraban una mayor actividad en la corteza insular y también en la corteza prefrontal media; ambas con una fuerte implicación en los procesos emocionales, de autoconciencia e incluso en procesos del lenguaje, gustativos y olfativos.

Adicionalmente de las diferencias entre los pacientes con ansiedad en el cerebro, estos también manifestaron algunos efectos en el cuerpo cuando tienen ansiedad, como son falta de aire, sudoración, dolor en el pecho, hormigueo en la piel, mareos y más. Haciendo incluso más visible que para ciertas personas simplemente es más difícil controlar las reacciones de su cuerpo ante la sensación de peligro que para otras.

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Esto quiere decir que nadie está exento de tener ansiedad, pero que esta puede funcionar como una forma de protección y reacción del cuerpo que es útil para ayudarnos a sobrevivir, cuando se encuentra en niveles controlables.

En este trastorno, los niveles aumentan de forma difícil de controlar, causando que las personas con ansiedad se sientan continuamente amenazadas o en peligro. Lo mejor de todo, es que existen formas de aprender a disminuir la ansiedad, además de métodos científicos y médicos para controlarla, cuando esto ya no es suficiente.

 

Fuente

Sistema Integrado Digital

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