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La Cueva de la Vaca, Curití, Santander
Foto: Agencia Gua-ití Aventura Sin Límite

En ‘Batman Inicia’, primera película de la trilogía sobre el ‘Hombre Muricélago’ del director Christopher Nolan, ‘Bruce Wayne’ (Batman) nota la presencia de varios murciélagos en su mansión. Guiado por la curiosidad decide investigar de dónde provienen. Una cueva debajo de su casa fue la explicación.  

Así como la ‘Baticueva’, pero sin Batman, es ‘La Cueva de la Vaca’, ubicada en el municipio de Curití, Santander. Se encuentra en medio de un terreno privado, sin embargo, Juan Carlos Jaimes, propietario y guía turístico de la Agencia Gua-iti Aventura Sin Límite, paga anualmente al dueño del terreno una suma de dinero suficiente para que lo deje transitar libremente y de este modo, la cueva sea visitada por los turistas y disfrutar de la espeleología.  

De acuerdo con el guía, 'La Cueva de la Vaca' fue descubierta hace más de ochenta años, en ese entonces el señor Juan Beltrán estaba al frente de la finca y una gran preocupación perturbaba su tranquilidad. ¡Se le habían perdido siete vacas! Víctima de los ladrones se creyó, sin embargo, un día los trabajadores del lugar escucharon unos fuertes quejidos. Era un animal agonizando. Con paciencia revisaron todo el terreno cuando encontraron un gran hoyo entre el pasto, allí estaba la séptima vaca desaparecida, completamente fracturada. Fue necesario sacrificarla. 

Enseguida encontraron también los cuerpos del resto del ganado desaparecido, además de hacer un gran descubrimiento: el lugar era una enorme cueva. De no ser por esta vaca el señor Beltrán no se habría dado cuenta de la existencia del lugar, el cual no pudo bautizar de una forma diferente a 'La Cueva donde caía la vaca', con el tiempo el nombre se acortó al que ahora conocemos. La finca ha pasado desde entonces de generación en generación. 

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Una vez allí, a primera vista, la caverna luce como un agujero oscuro en el terreno. Es necesario bajar por una corta escalera de hierro que está recargada en la roca; los murciélagos son los primeros en recibir a los visitantes. Revolotean desesperados por la luz de las lámparas en los cascos, pero tranquilos, ellos no le chuparán la sangre a nadie, los murciélagos que habitan en la Cueva de la Vaca son frugívoros, es decir, se alimentan de frutas; otros son insectívoros y por último, nectarívoros, se alimentan de polen. 

Se recomienda no hacer mucho ruido porque su oído es tan sensible que pueden escuchar hasta el movimiento de un cabello o el caminar de un insecto. Pese a su mala fama, estos animales son fantásticos. Juan Carlos Jaimes explica en diálogo con RCN Radio que, "estos animales nos ayudan en nuestro ecosistema como los mayores polinizadores en el mundo. Por otro lado, los insectívoros llegan a comerse hasta 350 insectos en una noche, lo que nos permite mantener el planeta libre de muchas plagas". 

Jaimes y su equipo conocen la cueva 16 horas de fondo, "y aún no le conozco la salida", expresa. Aproximadamente le ha recorrido cinco kilómetros, sin embargo, para los turistas ofrece un recorrido comercial de 493 metros. "En esta ruta encontramos gran variedad de formaciones calcáreas como las estalactitas (situadas en el techo), estalagmitas (situadas en el suelo), las columnas y una corriente de agua viva. Es un recorrido muy familiar que lo pueden hacer con niños de cinco o seis años en adelante y  hasta personas de 80 años, desde que tengan un buen estado físico para caminar no hay ningún problema". 

Para los visitantes este recorrido es perfecto, caminarla más allá de los 493 metros es más complicado. "Más adelante la cueva tiene muchos brazos y bifurcaciones. Hacemos el recorrido comercial porque es una parte bonita y segura. Adentro es mucho más estrecho, es necesario llevar alimentación y otra clase de equipos más resistentes y que nos protejan del frío".

Así como Batman, los visitantes empiezan a sentirse parte de la cueva. La ansiedad y la claustrofobia poco a poco se desvanecen. La exótica belleza de los murciélagos se comienza a apreciar y el sonido del correr de la quebrada subterránea es una bella melodía. 

El agua llega hasta las rodillas y en algunos sectores el nivel es más bajo; hay que caminar con cuidado, de vez en cuando los pies se hunden en la arena y es fácil caerse o resbalarse al pisar una roca. Solo en una oportunidad el agua llega hasta el cuello, una soga sirve de ayuda para mantener el equilibrio y caminar aproximadamente dos metros hasta que nuevamente el nivel es bajo. Las estalagmitas se levantan como colmillos en el suelo, mientras que las estalactitas de diferentes tamaños cuelgan del techo de la cueva, algunas son bastante gruesas y otras se ven como delgados hilos de cristal. 

Salón del Cielo de Cristal

(Foto: cortesía Andrés Alvarado)

La Cueva de la Vaca, Curití, Santander
Foto: Cortesía Andrés Alvarado

El camino es toda una belleza subterránea, se encuentran salas de 20, 30 o 40 metros de alto por lo mismo de ancho. "Podemos ver varias galerías o salones como el salón de los Murciélagos, el de la Inmersión, el Salón del Derrumbe, de la Pata de Elefante y uno de los más bellos es el Salón de Cielo de Cristal y al final, donde finaliza el recorrido vemos una pequeña caída de agua". 

Jaimes tiene razón,  el espectáculo mayor llega con el 'Cielo de cristal'. Por un momento es como si ya no se estuviera en la 'Baticueva' y se entrara en 'La Fortaleza de la Soledad', el cuartel general de Superman. Las estalactitas blancas y finas se ven brillantes ante la iluminación de las lámparas, pequeñas gotas de agua cuelgan de las puntas como gotas de rocío. 

En una parte del salón una enorme estalagmita logró besarse con una estalactita formando casi que una columna. Así como se hace con las nubes, algunas de estas formaciones calcáreas parecieran crear imágenes específicas. En esta oportunidad algunos de los visitantes compararon la enorme estalagmita con el purgatorio, pareciera conformada por varias almas que encerradas en el purgatorio se atropellan entre sí para tocar aunque sea un pedacito de ese ansiado cielo, el cielo de cristal. 

Foto: Harold Rodríguez
 

La Cueva de la Vaca, Curití, Santander
Foto: Harold Rodríguez

Muy cerca del anterior salón está 'La Pata del Elefante'. Del techo, una estalactita gigante curiosamente tiene la apariencia de la pata de este animal. Toda una postal. 

Para regresar se toma el mismo camino anteriormente recorrido, una vez fuera de 'La Cueva de la Vaca' no queda más que agradecer al planeta por darnos regalos como éste, atractivos naturales de una belleza incomparable que nos recuerdan por qué es que vale la pena vivir. 

Visitar la caverna es muy fácil, está a la entrada del municipio de Curití.  Conocido como ' el pueblo de las brumas y los bellos atardeceres', también se puede disfrutar de otras actividades como la Cueva del Yeso, el Balneario Pescaderito y La casa del Conde de Cuchicute. 

Fuente

Sistema Integrado Digital

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