Los tapabocas lo hacen más atractivo tras la pandemia, según estudio
Los investigadores aseguran que las personas se perciben más atractivas con el tapabocas.
La pandemia ha cambiado muchos aspectos de la vida, por ejemplo el uso del tapabocas se ha vuelto tan recurrente para muchos en la 'nueva normalidad' que han olvidado el aspecto de los rostros de sus seres queridos, compañeros de trabajo e incluso algunos han llegado a imaginar cómo será la otra persona a través de estos.
Y es que la realidad ha superado la ficción, pues algunos al iniciar la pandemia jugaban con que se podía conquistar más fácil si se tenía tapabocas puesto, situación que ha sido comprobada por investigadores de la Universidad de Cardiff.
Según Michael Lewis, psicólogo experto en rostros y autor del estudio, esta percepción ha cambiado durante la pandemia, pues en un estudio anterior, las conclusiones fueron totalmente opuestas.
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Antes de pandemia, las personas con tapabocas eran rechazadas por utilizarlos, así pues tenían un puntaje muy bajo. Según Lewis y su equipo, esto se da porque los cubrebocas dan la sensación de estar enfermos, hecho que genera una reacción en el otro de evitarlo.
Con las nuevas restricciones por covid-19 a nivel mundial, esta percepción ha cambiado drásticamente. Ahora que lo común es llevar un tapabocas en todo momento, las señales que se tenían constituidas en algunas culturas de su uso se han caído por completo, pues ya no indican que la persona esta enferma.
Con la nueva investigación, publicada en la la revista Cognitive Research: Principles and Implications, los resultados arrojaron que las personas que utilizaban la mascarilla tenían mejor puntuación a las personas que no la llevaban puesta, dando la sensación de ser más atractivos.
Aunque las razones de este cambio no han sido totalmente claras, Lewis y su equipo de trabajo han desarrollado dos hipótesis. La primera, en la que se considera que los cubrebocas son relacionados con personal médico, haciendo referencia a sentimientos positivos de seguridad.
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Por otro lado, los investigadores aseguran que con estos objetos las personas se obligan más a ver los ojos, hecho que permite mantener una comunicación directa y además, que se tienda a idealizar los rasgos del resto del rostro.
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