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Lilly, activista en Tailandia contra el plástico
AFP

"Soy una niña en guerra" dice Lilly, de 12 años, que se ha fijado por objetivo acabar con el plástico en Tailandia, el sexto país del mundo que más contribuye a la contaminación de los océanos. Su inspiración fue la lucha de la sueca Greta Thunberg.

En junio, esta adolescente de doble nacionalidad estadounidense y tailandesa obtuvo su primera victoria: ayudó a convencer a Central, una gran cadena de tiendas, para que no distribuya bolsas de plástico de un solo uso en sus supermercados.

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Como consecuencia, otros grupos de distribución implantados en Tailandia, entre ellos la cadena japonesa 7-Eleven, omnipresente en el país, se comprometieron en septiembre a no distribuir esas bolsas a partir de enero de 2020.

"Al principio, pensé que era demasiado joven para militar, pero Greta me dio confianza. Cuando los adultos no hacen nada, los niños tenemos que actuar", agrega.

Ralyn Satidtanasarn, conocida como Lilly, no estará en Nueva York junto a la joven sueca, ícono de la lucha contra el calentamiento global, en la manifestación organizada el 20 de septiembre antes de la conferencia de la ONU sobre el clima. 

Pero se manifestará en Bangkok. "Mi lugar está aquí. La lucha debe librarse en el sudeste de Asia", dice.

Varios países de la región –Tailandia, Camboya, Filipinas, Malasia, Indonesia– han rechazado recientemente convertirse en el "basurero" de Occidente, y reenviaron contenedores repletos de plástico para reciclar a sus países de origen.

Pero estos países del sureste asiático siguen generando en su propio territorio cantidades astronómicas de plástico.

En Tailandia, las bolsas de plástico son omnipresentes, para empacar las comidas servidas en la calle o las bebidas que la gente se lleva al trabajo. Un tailandés usa de promedio ocho bolsas diarias, unas 3.000 al año, según datos del gobierno. Es doce veces mas que en la Unión Europea.

La muerte reciente de un bebé dugong –una especie de mamífero marino amenazada– que tragó demasiados residuos plásticos conmocionó en las redes sociales.

Las autoridades tailandesas quieren poner fin a la bolsa de un solo uso hacia 2022, según una ambiciosa hoja de ruta elaborada a principios de este año.

Pero algunos dudan de su eficacia. "No está previsto ningún mecanismo jurídicamente obligatorio, y sensibilizar al público no será suficiente" advierte Tara Buakamsri, director local de Greenpeace.

En la línea del movimiento iniciado por Greta Thunberg, Lilly realizó una 'sentada' ante la sede del gobierno. También pidió una cita con el primer ministro Prayut Chan-O-Cha. Sin éxito.

"Poderosos grupos de presión"

Lilly empezó a militar a los ocho años, tras unas vacaciones en una playa de Tailandia "cubierta de plásticos".

Desde entonces, aunque a veces tenga ganas de parar para ir a jugar, Lilly participa en las sesiones de limpieza organizadas por la asociación Trash Hero. 

La última tuvo lugar en Bang Krachao, un barrio conocido como el "pulmón verde de Bangkok" pero que está lleno de botellas, bolsas y otros deshechos de plástico que arrastran hasta allí las aguas del río Chao Praya.

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Muchos creen en la fuerza de convicción de esta joven adolescente. Pero en Tailandia "los grupos de presión son poderosos y eso hace más difícil cualquier cambio" matiza Nattapong Nithiuthai, un militante ecologista.

Uno de los mayores obstáculos es el sector petroquímico, muy centrado en el plástico, que representa el 5% del PIB tailandés y genera decenas de miles de empleos.

Fuente

AFP

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