Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Calico
Un lugar para interactuar con gatos
Foto: Cortesía

Bien reza el dicho: “entre gustos y colores no han escrito los autores”, y esto ocurre cuando de tener un animal favorito se trata. Algunas personas prefieren los perros, otros las aves o los peces, pero hay una gran cantidad de individuos que aman a los gatos y lo que ellos representan.  

Aquellos que conocen absolutamente todo sobre estos felinos, son personas que se caracterizan por luchar en contra de los miles de mitos que envuelven a estos animales, invitando a los demás a descubrir lo asombroso que puede ser tener un gato. 

Gracias a esta profunda admiración que el humano puede llegar a sentir por los 'mininos’, desde hace años nació la idea de adecuar espacios en la que el hombre y estos animales pudieran compartir. Así surgieron los 'Cat Café'.  

Lea: ¿Por qué Islandia es considerado el país de los elfos?

Según los registros, Tokio fue la primera ciudad en implementar este método aproximadamente hace 20 años. Luego Europa adoptó esta idea, pero con un sentido más social, ya que en esos lugares buscan ayudar a los gatos de la calle y en situación de abandono. Más tarde lo haría Estados Unidos. 

Así se propagó este modelo de negocio por varios países latinoamericanos, entre ellos Colombia. En Bogotá existen varios cafés con esta temática, pero sólo hay un restaurante, que además de permitirle a los comensales de disfrutar de buenos platos, también pueden compartir con un grupo de gatos. A esto se le suman otras actividades novedosas en dicho lugar, como, por ejemplo, realizar yoga con ellos. 

Gracias al amor que siempre ha tenido por los animales, la médica veterinaria, Davilde Carvajal, decidió emprender este proyecto junto a su hermano. Ambos se prepararon y estudiaron todos factores de negocio para darle vida a ‘Calico’. 

En este espacio, vigilado y aprobado por las autoridades, su dueña intenta dar la oportunidad a los visitantes de conocer realmente cómo son los gatos y, sobre todo, acabar con los estigmas que se han marcado sobre ellos mediante el contacto e impulsando la adopción. 

Al consultarle a Carvajal sobre las estrategias que usa para proteger a los clientes de cualquier eventualidad mientras comen, ella asegura que simplemente distribuyó bien los espacios. “El restaurante está completamente separado del sitio donde están los gatos. Aquí en Colombia las normativas de salubridad no permiten que estas mascotas interactúen con los comensales. La Secretaría de Salud ha inspeccionado nuestros espacios y contamos con la distribución de ellos de manera correcta cumpliendo con todas las normas”. 

Lea también: Plogging, el deporte de moda que cuida el cuerpo y el medio ambiente

La veterinaria resalta que su negocio es apto para todas las personas, bien sean o no amantes de estos felinos. “La idea de este lugar nunca fue imponerles a los clientes que deben compartir con los gatos. Ha venido gente que nos les gusta, pero igual la pasan bien porque ellos están ubicados en otro lugar. Sin embargo, lo que recurre con más frecuencia, es que aquellos que dicen no gustarles, terminan encariñados con ellos”.

Desde que Davilde se planteó llevar a cabo esta idea, siempre tuvo clara su misión de exaltar las características de estos animales en un país que culturalmente prefiere los perros. “Nuestra necesidad se radica en que la gente pueda darse esa oportunidad de venir y tener una buena experiencia con los gatos, para que entienda realmente cómo son ellos. Es importante que comprendan que todo lo que nos han dicho de malo sobre los gatos por tanto tiempo, es totalmente falso. Un gato si da afecto, y también necesita de amor. Me atrevería a decir que estos felinos son más sensibles que los perros. He podido presenciar como matrimonios que estaban al borde del divorcio se recuperaron al adoptar un gato. Esto ha sido una experiencia reveladora”.  

Además del sitio para comer, compartir y jugar con los meninos, también hay otras actividades como el yoga con gatos.  

En estas particulares clases, un máximo de once personas puede experimentar la novedad del arte milenario, espiritual y corporal con la compañía de Otto, Misha o Salem, quienes logran conectarse con la energía que se manifiesta en ese momento.  

“Las personas que vienen a tomar estas clases deben tener gusto por los gatos, pero también deben entenderlos desde su naturaleza para que pueda realizar esta práctica sin problemas. Nuestros compañeritos pueden conectarse con las vibraciones de los humanos, se adaptan al espacio, juegan e interactúan entre ellos, resultando un momento divertido”, explicó Carvajal. 

Según su experiencia con la ‘Yoga-to’, Davilde asegura que durante ese espacio de tiempo los alumnos logran esa calma que tanto buscan. “He llegado a la conclusión que los gatos hacen mucho más fácil lograr esa conexión con nuestras energías, además de lograr que se convierta en una experiencia inolvidable. Los gatos se gozan las clases de forma increíble. Pienso que la conexión entre ellos y las personas es mágica. Por eso es importante que todos entendamos que, así como ellos reciben, también dan”.  

Esta colombiana, no solo busca cambiar el pensamiento negativo que pueda existir contra los gatos, pues también trabaja en la inserción de ellos en la sociedad mediante la adopción. El restaurante cuenta con 14 felinos que forman parte del staff de amigos que participan en la interacción con los clientes, pero no están en adopción.  

Le puede interesar: Hacer yoga con cabras, la tendencia de bienestar que toma fuerza

Los animales que están de paso por la casa normalmente son aquellos de más edad que han sido abandonados. “Antes de traerlo certifico que ellos estén completamente sanos, libres de enfermedades virales graves, que estén vacunados y desparasitados. Prefiero darles esa ayuda a los gatos adultos, ya que los bebés son los más buscados”, explicó la especialista.  

El proceso de adopción lleva consigo una serie de pasos y requisitos que debe cumplir la persona que quiere acoger a alguno de estos gatitos. Davilde analiza que el solicitante esté capacitado para tener uno, y que, además, cuente con los recursos económicos para darle una buena calidad de vida. “Trato de crear conciencia sobre lo que significa tener un gato, y dejo claro que esto es un compromiso. Después que los adoptan hago seguimiento por un tiempo para verificar si la mascota está siendo amada”. 

Fuente

Sistema Integrado Digital

Encuentre más contenidos

Fin del contenido.