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El oficio de barbero de calle se abre paso en Caracas
El oficio de barbero de calle se abre paso en Caracas
Saúl Noriega- Corresponsal RCN Radio en Caracas

Ante la incesante crisis en Venezuela muchos han tenido que reinventarse, al punto que ya no es extraño caminar por las calles de Caracas y toparse con barberos ambulantes. Cortan el cabello en avenidas, incluso debajo de puentes, buscando ingresos de manera honrada.

Trabajan con espejos remendados y sillas improvisadas, la electricidad básicamente la toman de las instalaciones públicas mientras que vendedores, motorizados, humo, sirenas y gritos son sus compañeros de trabajo.

En el conocido puente Fuerzas Armadas, en pleno centro de Caracas, se han instalado decenas de barberos. Uno de ellos Richard Alejandro Palencia, quien hace cinco años llegó a la capital venezolana desde el occidental estado falcón. En principio cortar cabello en la calle era una obra social, luego decidió que sería su ingreso formal.

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Tenía mi barbería, pagaba mis impuestos, pero por la situación tuve que venirme a Caracas. Hoy en día me encuentro bajo este puente como muchos barberos que trabajan por su cuenta, porque el sueldo en una barbería no alcanza para nada”, relato a RCN Radio.

Hoy está al frente de la barbería “La que no juega”, nombre plasmado en una de las bases del puente. Fácilmente puede superar con creces, en un solo día, el salario básico de todo un mes en Venezuela, equivalente equivalente a unos cuatro dólares. Su fórmula: atender a muchos clientes a precios que significan un ahorro de hasta 70 %, comparados con los que presentan las barberías formales.

Cobro 25 mil bolívares (...) el que tenga diez mil, veinte mil también lo afeito. A las personas discapacitadas y tercera edad no les cobro, mientras que Dios me dé fe y vida” relata Palencia, quien además calcula que diariamente puede hacer unos 50 cortes, lo que significaría un ingreso de unos 30 dólares diarios.

La remuneración no la ha conseguido ni siquiera en su paso por Colombia, uno de los destinos más buscados por los venezolanos para emigrar en busca de mejor calidad de vida.

“Yo estuve en Colombia aproximadamente un mes, incluso llegué a montar una barbería en todo el paso de la frontera. No fue nada fácil buscar un punto, porque allá te alquilan la luz, te piden los servicios (…) qué va, no cambio mi país por nada”, enfatiza Palencia.

Otro que también probó suerte en Colombia fue Alberto Cedeño, otro barbero venezolano que se instaló unas cuadras más arriba que Palencia.

“Hace dos años atrás vendía caramelos amigo en Colombia amigo; estuve como por seis meses. Reuní mi platica, mi vaina y me vine otra vez a Venezuela. Me puse en un curso de barbería y poco a poco. (…) empecé con un espejo que lo veías y decías: verga eres el último de la fila, pero eso ha cambiado”, relata mientras atiende a uno de sus clientes.

La xenofobia fue la principal razón de su regreso en Colombia, situación que lamenta para sus compatriotas. “Hay un maltrato físico que nos dan a nosotros, solamente con vernos y como nos tratan”, señaló.

Dirige la barbería Bolívar, instalada en uno de los costados de la estructura de cemento. Un gran grafiti del Libertador lo adorna junto con los cortes que ofrecen. Aquí no trabajan por volumen, aunque siguen con precios solidarios.

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“La misión es ayudar a todo aquel que se pueda, trabajamos a un dólar porque realmente a menos de eso no podemos”.

Un oficio que atrae a muchos, cansados de ganar muy poco en empleos formales. Como Carlos Vargas, quien tenía su propia comercio en el estado Mérida, pero cansado de la mala situación llegó a Caracas y hace tan solo mes y medio es uno de los estilistas callejeros.

No quería, pero me tocó. Yo tengo en la barbería 20 años, pero la barbería es muy barata en Mérida por eso decidí venirme a Caracas”, apunta.

En poco tiempo ha visto cómo llegan cada vez más clientes buscando ahorro, lo que por lo momentos lo mantendrá en la calle.

“Es más económico, por ejemplo, corte y barba son 40 mil bolívares (…) en cambio en una barbería normal solo el corte son como 60 mil bolívares (…) En mes y medio ya tengo clientes, me va bien aquí y ayudo a mi familia”, destaca con el acento característico de los Andes venezolanos.

Elvis Barrios es otro de los que se ha atrevido a cortar cabello en la calle y en tan solo una semana de trabajo, ya ve lo resultados.

Cuenta que a pesar de ser “nuevo” atiende entre cinco y siete clientes diarios, lo que ayuda a llenar su bolsillo. Mientras gana renombre, comprende que el rebusque es lo que da hoy día en Venezuela, por lo que también sigue con la reventa de artículos de higiene personal y limpieza del hogar, que realiza desde hace meses.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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