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Bendición Papa Francisco, en Roma.
Bendición Papa Francisco, en Roma.
AFP

El sacerdote jesuita Mario Rivera analizó, en entrevista con RCN Radio,  el ritual inédito del Papa Francisco el pasado viernes 27 de marzo en la solitaria Plaza de San Pedro, en Roma, de otorgar la "indulgencia universal" por el impacto del coronavirus  y expresó que eso fue una muestra de unión con toda la humanidad, es decir, con todas las religiones.

Por primera vez en la historia milenaria de la Iglesia católica, el Papa rezó en solitario ante la inmensa plaza vacía de San Pedro e instó al mundo a "remar juntos" contra la pandemia.

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"Señor, no nos abandones", suplicó Francisco al hablar de una "tormenta inesperada y furiosa", de "una tempestad que desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades", dijo.

El sacerdote Rivera aseguró en RCN Radio que “a nivel de teología, cuando él (Francisco) empezó la oración del Santísimo, había imágenes de una fecha y esa es la del Concilio del Vaticano II que es cuando la Iglesia se abre al mundo, se abre a las otras religiones y ahí el Papa quiso decirnos que esto no es una cosa cerrada de católicos sino de toda la humanidad para pedir ayuda”.

Audio

[AUDIO] Mario Rivera, sacerdote jesuita, sobre la bendición universal del papa Francisco.

0:27 5:25

De esta manera, el papa Francisco “quiso mostrar esa preocupación personal por los que están enfermos, temerosos” en el mundo, pero también en Italia, ya que ese es el país más afectado actualmente en Europa por el nuevo coronavirus.

El también profesor de la Facultad de Teología de la Universidad Javeriana indicó que el único que puede tomar la decisión de ofrecer la bendición Urbi et orbi, que traduce “de la ciudad y del mundo” o “de la ciudad para el mundo”, es el Papa y que además esta solo se ora el domingo de pascua, el día de la Navidad y cuando el Papa es elegido.

Además, este acto beneficia a todos ya que no se necesitó estar presente en el sitio sino que únicamente con el uso de los medios de comunicación se accedió a la bendición. “No necesita estar presente en el sitio, los medios pueden estar presentes espiritualmente y la versión es eficaz”, dijo el sacerdote.

Finalmente, consideró que ver la Plaza San Pedro sola, lloviendo y al caer la tarde desoladas y silenciosas, reflejó lo que casi todo el mundo está sintiendo.

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Es un símbolo perfecto de lo que estamos viviendo, algo sombrío, la soledad, silencio. El Papa también llegó sencillo solo, sin cosas, y estando en el estrado solo él y su maestro de ceremonia. Este no era un espacio para hablar de dignidad y fuerza eclesial, solo para estar cercano al que sufre”, concluyó.

La bendición mundial permite a los más de 1.300 millones de católicos obtener la indulgencia plenaria, es decir, el perdón de sus pecados, en un momento tan difícil, con medidas de confinamiento que afectan a más de 3.000 millones de personas.

La imagen del jefe de la Iglesia católica que reza solo ante la inmensa explanada por el fin de la guerra contra un enemigo invisible que ha causado más de 25.000 muertes hasta ahora, resultaba casi cinematográfica

Ante el dramático momento que vive la humanidad, el papa Francisco decidió dar una bendición extraordinaria, la misma que los pontífices suelen impartir sólo el 25 de diciembre y el Domingo de Pascua, fechas en que se recuerda el nacimiento y la muerte de Jesús.

Fuente

Sistema Integrado de Información con AFP

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