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Brasil investiga nexos entre delincuentes y grupo libanés que los dotaría armas

La policía brasileña investiga posibles nexos entre mafias de delincuentes que operan en los presidios del país y el grupo chií libanés Hizbulá , que las abastecería de armas a cambio de protección, según publicó hoy el periódico O Globo.

El diario carioca obtuvo documentos relativos a investigaciones que la Policía Federal adelanta desde hace al menos seis años y que están centradas en la zona conocida como "triple frontera", donde coinciden los límites de Argentina, Brasil y Paraguay.

Según O Globo, en la investigación colaboran agentes de Estados Unidos, cuyos servicios de inteligencia siempre han considerado esa zona como un importante foco de trafico de armas y drogas y lavado de dinero, delitos que pudieran financiar a grupos terroristas.

En la triple frontera también existe una muy importante colonia árabe, que ha llevado a que la inteligencia estadounidense siempre observe con lupa a esa región, indicó O Globo.

De acuerdo a los documentos obtenidos por el diario, la policía sospecha de que el grupo Hizbulá, a través de agentes locales, ha establecido contactos con el Primer Comando de Capital (PCC), banda de presos nacida en el interior de las cárceles de Sao Paulo y que en los últimos años se ha extendido a penales de todo el país.

Según las autoridades, el PCC controla el tráfico de drogas en los presidios y tiene una vasta red de cómplices fuera de las cárceles, que han sido acusados de actos de vandalismo ocurridos en diversas ciudades del país cuando se adoptan medidas para minimizar el poder de la mafia en el sistema penitenciario.

De acuerdo a O Globo, existiría un "intercambio de favores" entre el PCC y el Hizbulá, mediante el cual el grupo libanés abastecería de armas a la banda brasileña, que a su vez se ocuparía de ofrecer "seguridad" a sus agentes en el país.

Los documentos obtenidos por el diario dicen que el "coordinador" del Hizbulá en Brasil sería el libanés Farouk Abdul Hay Omairi, empresario del sector turístico y condenado en 2007 a doce años de prisión por narcotráfico.

Omairi permaneció en prisión hasta 2012, cuando por diversos beneficios previstos en la ley brasileña fue dejado en libertad, aunque debe presentarse regularmente ante la justicia.

O Globo dice que Omairi fue incluido en una lista de personas sospechosas de apoyar financieramente a Hizbulá remitida en 2006 a Brasil por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos.

Las autoridades brasileñas, sin embargo, no encontraron pruebas de esas conexiones y la sospecha de Estados Unidos no fue siquiera mencionada en el proceso que se abrió en su contra por narcotráfico.

El abogado Oswaldo Loureiro de Mello, quien representa a Omairi, declinó comentar esas sospechas, pues "sería propaganda negativa" para su cliente, que está dedicado a "recuperar su empresa".

Además, en declaraciones a O Globo negó que Omairi hubiese estado implicado en el narcotráfico, aún cuando fue condenado por ello.

Según el abogado, el proceso en que Omairi acabó siendo hallado culpable se inició debido a que varias personas que habían comprado pasajes a través de su agencia se dedicaban a llevar drogas desde Brasil hacia Europa, Jordania y otros países.