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Idlib, en Siria.
Idlib, en Siria.
AFP

Las advertencias se multiplican ante la perspectiva de una "masacre" en Idlib si el régimen sirio lanza una ofensiva contra este último bastión rebelde a dos días de una cumbre decisiva de Irán Rusia y Turquía en Teherán.

Casi todos los días, el gobierno de Bashar al Asad y su aliado ruso hacen declaraciones guerreras sobre Idlib, provincia del noroeste de Siria, controlada por los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham, la exrama siria de Al Qaida.

Estados Unidos pidió una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el viernes, el mismo día de la cumbre en Teherán.

"El mundo está mirando y Estados Unidos está mirando", declaró el presidente estadounidense Donald Trump. "Lo sigo muy de cerca", añadió.

La ONU teme que una ofensiva para reconquistar Idlib provoque una nueva catástrofe humanitaria de grandes proporciones en un país azotado por la guerra que desde 2011 dejó más de 350.000 muertos y millones de desplazados y refugiados.

Este miércoles, los diez países miembros no permanentes del Consejo de Seguridad reclamaron "una solución pacífica", y a todas las partes concernidas pidieron tomar "todas las medidas posibles para proteger a los civiles".

"¿Que Dios nos libre!" Una lluvia de misiles podría provocar una masacre", advirtió el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, citado este miércoles por la prensa de su país.

Turquía, que respalda a los rebeldes y dispone de tropas en Idlib, teme que una ofensiva provoque una afluencia masiva de refugiados en su frontera.

"Con la ayuda de Dios vamos a impedir una acción extrema del régimen en Idlib, obteniendo resultados positivos en la cumbre de Teherán", dijo Erdogan, con sus homólogos Vladimir Putin (Rusia) y Mohamed Rohani (Irán).

Conquistada en 2015 por los insurgentes, Idlib es el último gran bastión rebelde en Siria.

A Idlib afluyeron decenas de miles de rebeldes y civiles evacuados de los bastiones insurgentes conquistados por el ejército sirio en el resto del país, como los de Alepo o Guta Oriental.

Actualmente, en la región de Idlib viven casi tres millones de personas, la mitad de ellos desplazados por la guerra, según la ONU. En 2010, antes del inicio de la guerra la población era de 1,3 millones.

Desde hace varias semanas, el gobierno sirio ha estado concentrando tropas en los alrededores de la provincia.

 

Temor a ataque químico 

El jefe del Pentágono, Jim Mattis, desmintió informaciones de la prensa rusa según las cuales Estados Unidos podría fomentar un ataque con armas químicas para culpar a Rusia y al régimen sirio, y utilizarlo como pretexto para lanzar ataques aéreos.

Las potencias occidentales favorables a los rebeldes advirtieron sobre un posible uso de armas químicas por parte del gobierno sirio.

En abril acusaron al régimen sirio de haber utilizado esas armas ilegales en Idlib, causando la muerte de 40 civiles, según los cascos blancos, los socorristas de las zonas rebeldes.

"Si el presidente Bashar al Asad decide utilizar nuevamente armas químicas, Estados Unidos y sus aliados responderán rápidamente y en forma apropiada", declaró la Casa Blanca en un comunicado.

En abril, los occidentales habían lanzado ataques de represalia contra el ejército sirio.

El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura dijo que la ofensiva en Idlib podría comenzar hacia el 10 de septiembre.

Probablemente, el destino de Idlib se resuelva el viernes en Teherán, donde los presidentes de Rusia, Irán y Turquía -Vladimir Putin, Hasan Rohani y Recep Tayyip Erdogan- celebran una cumbre crucial.

"La situación en Idlib sigue siendo motivo de creciente preocupación. Esto, por supuesto, está en la agenda de todos los contactos de Rusia, en todos los niveles", declaró el miércoles el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov.

Una victoria en Idlib sería de un gran valor simbólico para Bashar al Asad, determinado a recapturar el control de todo el país.

Fuente

AFP

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