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El Sínodo de obispos comienza hoy a aunar posiciones respecto a divorciados

El Sínodo de los obispos, que se celebra hasta el 19 de octubre en el Vaticano, comenzó hoy a trabajar en la redacción y aprobación de un documento final que entregará al papa y en el que aunarán posiciones, sobre todo en el espinoso tema de la comunión a los divorciados.

Precisamente este domingo, el papa Francisco, minutos antes del rezo del Ángelus, invocó la protección de la Virgen María con vistas a los trabajos del Sínodo extraordinario sobre la familia.

"Encomendamos a la intercesión de María Santísima los dramas y las esperanzas de tantos de nuestros hermanos y hermanas que son excluidos, despreciados y perseguidos a causa de su fe, e invocamos su protección también para los trabajos del Sínodo", dijo el papa desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano.

Tras 240 intervenciones y horas de debate, los obispos del Sínodo trabajan ya en la redacción y aprobación del documento final que entregarán al máximo representante de la Iglesia católica.

Este fin de semana, el relator general del Sínodo, el cardenal húngaro Peter Erdö, ha trabajado para presentar mañana la llamada "Relatio post disceptationem" (relación tras el debate), que resumirá las heterogéneas posiciones que han expresado durante la primera semana los obispos y cardenales, los llamados Padres Sinodales; los oyentes, los delegados fraternos de otras confesiones cristianas y los expertos.

La "Relatio post disceptationem" será el documento de trabajo que manejarán hasta el día 16 los llamados "círculos menores", o grupos lingüísticos en los que se han dividido los obispos para debatir todos los argumentos tratados.

Los "círculos menores" tendrán que presentar sus conclusiones que servirán para redactar la gran novedad de este Sínodo, un documento final conjunto denominado "Relatio Synodi" y que se entregará al papa Francisco.

Tradicionalmente con los documentos presentados por los grupos lingüísticos era el papa quien emitía una exhortación posterior con sus decisiones, pero Francisco ha preferido que sea la asamblea de manera colegial la que apruebe el texto.

Como ha podido apreciarse en estos días, el debate más intenso se vivirá entre aquellos obispos que defienden "la fidelidad sin compromisos" de la doctrina, que impide recibir los sacramentos a los divorciados que vuelven a casarse, y quienes, aun defendiendo el carácter indisoluble del matrimonio, quieren que la Iglesia católica "busque soluciones para resolver situaciones concretas".

Aunque el portavoz vaticano, Federico Lombardi, recordó que las conclusiones de este encuentro serán el punto de partida para el Sínodo ordinario de octubre de 2015, que tendrá también como tema la familia y por tanto es posible que los obispos prefieran no correr en este argumento.

Más allá de la evidente división en el seno de la Iglesia católica en este tema, de las intervenciones de la semana pasada surge la aspiración por parte de todos a una Iglesia católica más "comprensiva" y "misericordiosa" hacia las llamadas "situaciones particulares" de las familias de hoy, como el divorcio, los hijos fuera del matrimonio, o las convivencias, pero también los gais.

Algunas frases de los participantes hablaban, citando al papa Francisco, de una Iglesia que tiene que ser "un hospital de campo después de una batalla" o "no una simple aduana".

Por ello, de estas sesiones, aunque se ha expresado la total oposición a cualquier tipo de reconocimiento de las uniones homosexuales, se ha coincidido en la necesidad de no juzgar ni recriminar a estas personas.

Se espera que del documento final surja lo que denominan una verdadera "Pastoral de la Acogida" hacia estas situaciones con comunidades o grupos de escucha.

También se espera con atención, aunque el camino será largo, indicaciones por parte de los obispos para agilizar los procedimientos de nulidad matrimonial.

Durante la primera semana se han oído varias propuestas para simplificar el proceso judicial y hacerlo más accesible a todos los católicos y que podrán servir a la comisión instituida por el papa Francisco que está estudiando la nulidad matrimonial.

Los obispos han realizado y así lo plasmarán en el documento final una autocrítica por no saber, en algunas ocasiones, explicar "la belleza" de la doctrina católica y utilizar un lenguaje que no ayuda sino que aleja a los fieles.

Sobre esto, los obispos tendrán que tener en cuenta las peticiones de algunos matrimonios a los que se escuchó durante las sesiones para aclarar la "confusión" sobre los métodos contraceptivos y sobre el sexo en el matrimonio, para muchos un valor "al servicio del amor conyugal".