Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Fuerte dispositivo de seguridad custodiará las elecciones en Ecuador

Más de 76.000 militares y policías vigilarán el proceso electoral en Ecuador el próximo domingo, cuando 11,6 millones de personas están llamadas a las urnas para elegir al presidente y vicepresidente del país y definir la conformación del parlamento, informó el Gobierno.

Más de 39.000 militares y cerca de 37.000 policías participarán en el plan integral de seguridad para garantizar que toda la ciudadanía ejerza su derecho al voto, informaron hoy los titulares de Defensa, María Fernanda Espinosa, del Interior, José Serrano, y el ministro Coordinador de la Seguridad, Homero Arellano, en una comparecencia ante la prensa.

Los militares brindarán seguridad en los 3.007 recintos donde funcionarán las 39.700 mesas receptoras del voto que han sido instaladas en todo el país.

Según las fuentes, la misión de los militares es transportar, distribuir y custodiar el material para el sufragio durante todo el proceso electoral. Además, controlarán que no se realicen actividades proselitistas al interior de los recintos electorales durante las votaciones.

La policía controlará en el exterior de las juntas receptoras del voto y los militares el interior.

El Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas cuenta con un centro de mando y control con capacidad de monitoreo y vigilancia por satélite que trabajará de manera permanente mediante el sistema de videoconferencias, en coordinación con el Ministerio Coordinador de Seguridad y el Ministerio del Interior.

Unos 11,6 millones de ecuatorianos están convocados para elegir a sus próximos presidente y vicepresidente, los 137 legisladores de la Asamblea Nacional y los cinco representantes del país al Parlamento Andino, un órgano asesor que integran Bolivia, Colombia, Perú y el propio Ecuador.

Para presidente hay ocho aspirantes, incluido el actual mandatario, Rafael Correa.

Los candidatos cerraron ayer la campaña electoral y comenzó el período de reflexión durante el cual está prohibido cualquier tipo de proselitismo.