Caracas acusa a Duque de esconder su baja popularidad con "agresiones" a Maduro

Venezuela acusó este martes al presidente colombiano, Iván Duque, de desplegar una retórica hostil contra el gobierno de Nicolás Maduro para solapar su baja popularidad.

Caracas reaccionó así a declaraciones de Duque en las que advirtió que no "hará la pantomima de seguir manteniendo relaciones diplomáticas con un régimen que está violando la resolución de la ONU (...), alojando terroristas en su territorio".

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Un comunicado de la cancillería venezolana consideró que esas "agresiones" del mandatario colombiano "sin duda obedecen a la dramática baja de popularidad de su gestión, reflejada en la publicación de recientes encuestas que evidencian el malestar" ciudadano.

Duque tilda de "dictador" a Maduro y lo acusa de auspiciar y proteger a la guerrilla colombiana del ELN que, según la oposición de Venezuela, mató a tres militares de ese país el pasado 4 de noviembre en una región fronteriza.

Pero el gobierno venezolano insistió en que son "expresiones desesperadas" del "presidente del país líder mundial en narcotráfico, narcopolítica, paramilitarismo, parapolítica, secuestros, falsos positivos, producción y procesamiento de drogas y en violencia selectiva contra líderes sociales".

Por ello, pidió una vez más a Duque "dedicarse a atender y resolver sus graves problemas internos" y evitar el uso de Venezuela para "distraer a la opinión pública".

Duque, quien completó 100 días en el poder con las encuestas en contra y con un creciente malestar social, denunció en una entrevista con el diario El Tiempo, publicada el domingo, que el jefe del ELN, Nicolás Rodríguez, salió de Venezuela hacia Cuba, donde estaría recibiendo tratamiento médico.

El gobernante  lidera la presión internacional contra la que tacha de "dictadura" y a favor de convocar a "elecciones libres", en momentos en que Maduro se alista para iniciar un nuevo mandato el próximo 10 de enero.

Desde mediados de 2017 Colombia congeló relaciones diplomáticas con Caracas y solo mantiene un trato consular y de negocios, mientras lidia con la ola migratoria generada por la severa crisis económica del país vecino.