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AFP

Los dirigentes sudaneses en el poder en Jartum hace un año y cuatro movimientos rebeldes firmaron en Juba, Sudán del Sur, un acuerdo de paz que pondría fin a 17 años de guerra.

El acuerdo fue rubricado en dos etapas. Primero, por los grupos rebeldes en Darfur, donde la guerra que comenzó en 2003 dejó según la ONU unos 300.000 muertos y 2,5 millones de desplazados. Luego, por el movimiento rebelde de Kordofán del Sur y del Nilo Azul, cuyo conflicto afecta a un millón de personas.

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Por parte de las autoridades sudanesas, el acuerdo fue firmado por Mohamed Hamdan Daglo, vicepresidente del Consejo Soberano que dirige al país y acusado de haber cometido "atrocidades" en Darfur durante la guerra civil.

En un momento muy simbólico, Daglo estrechó la mano de los que fueron sus enemigos, los jefes de movimientos rebeldes agrupados en el Frente Revolucionario Sudanés (FRS). Éste, integrado por cuatro grupos, combatió en Darfur (oeste), y en los estados de Kordofán del Sur y Nilo Azul. 

"Ésta es una ocasión para la reconciliación. Tenemos que reconocer que hemos cometido errores, pero es momento de iniciar una nueva página", señaló Daglo.

Por su lado, el líder rebelde Gibril Ibrahim, del Movimiento por la Justicia y la Igualdad, destacó que "el principal desafío será implementar el acuerdo y lograr financiarlo".

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Malik Agar, a su vez, líder del Movimiento Popular para la Liberación de Sudán del Norte (SPLA-N), espera que "este histórico acuerdo de paz ayude a la construcción de un nuevo Sudán".

El acuerdo también fue firmado, en tanto testigo, por el presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir.

Numerosos dirigentes sudaneses se desplazaron hasta Juba para celebrar este primer éxito desde la caída del autócrata Omar Al Bashir a principios de 2019.

Los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y Noruega aplaudieron el acuerdo de paz. 

Los tres países, conocidos como la Troika para Sudán del Sur, consideraron al acuerdo el "primer paso" para restaurar la estabilidad y la esperanza para el pueblo sudanés, que ha sufrido durante años en medio de un conflicto violento. 

"El acuerdo de paz sienta las bases para la paz y la estabilidad sostenibles en Darfur y otras áreas afectadas por el conflicto, fundamental para la transición democrática de Sudán", dijeron en un comunicado.

Según expresaron en el comunicado, los riesgos para la paz sostenible siguen siendo altos dada la violencia en curso en Darfur, Puerto Sudán y los estados de Kordofán del Sur y Nilo Azul. 

Un año de negociaciones

Para llegar a este acuerdo fue necesario un año de negociaciones por la enorme desconfianza entre las partes y la complejidad del conflicto.

"Cuando tuvo lugar la declaración de Juba en septiembre (2019) todo el mundo esperaba que la paz se firmaría en dos o tres meses (...) pero nos dimos cuenta de que los temas eran de una complejidad excepcional", dijo Hamdok el domingo.

Tras el fracaso de varios acuerdos de paz, como el de 2006 en Abuya (Nigeria) y el de 2010 en Catar, los antiguos adversarios entendieron que no se trataba solo de una cuestión de seguridad y abordaron las cuestiones de fondo que envenenan el país desde su independencia, en 1956.

Antes de la ceremonia oficial de este lunes, los representantes de las distintas partes firmaron el fin de semana los ocho protocolos que constituyen el acuerdo de paz: seguridad, propiedad territorial, justicia de transición, indemnizaciones y compensaciones, desarrollo del sector nómada y pastoral, reparto de riqueza, reparto de poder y regreso de refugiados y desplazados.

El acuerdo estipula que los movimientos armados tendrán que ser desmantelados y que sus combatientes tendrán que unirse al ejército regular, que se reorganizará para ser representativo de todos los componentes del pueblo sudanés.

Estas negociaciones de paz eran la prioridad del nuevo gobierno de Jartum.

Sin embargo queda mucho por hacer todavía, porque dos grupos no participaron en las ceremonias del lunes: el Movimiento de Liberación de Sudán (MLS) de Abdelwahid Nur y el Movimiento Popular de Liberación de Sudán del Norte (SPLA-N) de Abdelaziz Al Hilu.

Fuente

AFP

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