Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Papa Francisco en misa
El papa Francisco pidió perdón por este caso.
Foto AFP

La carta del papa Francisco en la que admitió que cometió "errores graves" al evaluar el escándalo de abusos sexuales cometidos por clérigos católicos en Chile sería apenas el comienzo de una serie de sanciones que el Sumo Pontífice estaría dispuesto a adoptar en el corto plazo.

En síntesis, en Roma se comenta que el Papa Francisco está muy molesto porque considera que no le entregaron suficiente información –si no se la ocultaron-- a propósito del obispo Juan Barros, quien habría encubierto al polémico reverendo Fernando Karadima, expulsado del sacerdocio por abuso sexual de menores.

Las víctimas de Karadima insistían permanentemente en que la jerarquía Católica protegía a Karadima –sentenciado a una vida de penitencia y oración, en 2011—y ocultaba información sobre los abusos.

Periodistas que viajaron con el Papa en el vuelo de regreso a Roma tras el periplo de Francisco por Chile y Perú, señalaron que el pontífice lucía desinformado cuando le preguntaron por el escándalo y la frialdad del pueblo chileno durante su visita.

(Lea también: El papa reconoce sus "graves equivocaciones de valoración" por el caso Barros en Chile)

Incluso la periodista Elisabetta Piqué, muy cercana al Papa, escribió que en ese vuelo, el Pontífice parecía “desconocer la existencia de personas como Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton, víctimas que siempre clamaron justicia, incluso escribiéndole una carta al nuncio y a él, que evidentemente nunca llegó a leer.”

Una vez en Roma, y preocupado por el asunto, el papa Francisco, un hombre de carácter fuerte, decidió abordar de frente el tema y envió a Chile al arzobispo Charles Scicluna, muy respetado en el Vaticano por investigar a fondo los casos de abuso sexual en el entorno de la Iglesia.

Monseñor Scicluna sería la pieza clave de esta situación. Lo que investigó y encontró no se ha conocido en todos los detalles, pero fue fundamental para que el papa Francisco cambiara de opinión y decidiera quitarle su apoyo al obispo Barros, a quien defendió durante su visita a Chile.

En su carta de las últimas horas, el Pontífice tomó la decisión de convocar a los obispos chilenos al Vaticano  para las próximas semanas y analizar las implicaciones de este tremendo escándalo.

Según el Papa, al no tener "información verídica y balanceada" no pudo juzgar acertadamente el caso del obispo Juan Barros, protector y protegido de Karadima, cuyas víctimas quieren contarlo todo.

Por eso, desde la publicación de la carta, tanto en Roma como en Chile se apuesta por un verdadero remezón en la jerarquía católica de ese país, tras la manifiesta molestia del papa Francisco.

Encuentre más contenidos

Fin del contenido.