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Migrantes venezolanos en Brasil
Niño indígena venezolano en Brasil, tras cruzar la frontera por el estado de Roraima.
AFP

En noviembre del año 2021, según la Organización Internacional de Migración (OIM), al menos tres mil personas, en su mayoría migrantes venezolanos, estuvieron viviendo en situación de calle en Pacaraima, uno de los primeros municipios que encuentran al cruzar la frontera de Venezuela y Brasil, ubicado en el estado de Roraima.

Ese fue uno de los momentos mas difíciles desde que en julio se abrió la frontera, tras dos años de pandemia.

Armando Bufardeci, coordinador de proyecto humanitario de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Roraima, contó a RCN Radio que en noviembre "muchos decidieron vivir en la calle porque vieron Pacaraima como un lugar de tránsito, y solo útil para tener los papeles necesarios para poder continuar el viaje y muchos se negaron a ser acogido en albergues; prefirieron seguir el camino, o la calle". 

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Hoy se estima que al día pasan por las trochas una 500 personas por esa frontera, pero en Pacaraima, la oficina de migración solo logra procesar 65 solicitudes de regularización migratoria diariamente. Por las demoras en sus solicitudes, varios aceptaron los refugios del estado, pero eso también ha agravado otros servicios.  

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(AUDIO) Armando Bufardeci, coordinador de proyecto humanitario de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Roraima, Brasil

0:27 5:25

"Ya muy poca gente están la calle y aceptaron los albergues o espacios de acogida, pero esto ha hecho que haya también problemas graves y evidentes de servicios básicos como estar en espacios habitables, agua y saneamiento. Recientemente el flujo migratorio ha aumentado mucho, lo que ha provocado una situación de hacinamiento de los albergues y que muchas personas puedan alojarse en los lugares conocidos como 'ocupaciones informales'", explicó Bufardeci.

El experto consideró como grandes preocupaciones en esa zona la xenofobia, la salud mental y la desatención a los indígenas:

"Lamentablemente los grandes inconvenientes en cuanto al desplazamiento forzado, separación de seres queridos que permanecen en países de origen y falta de perspectiva del futuro genera graves problemas de salud mental. Constatamos ansiedad, depresión y trastorno de adaptación. Además de eso, hay un alto nivel de xenofobia en el estado de Roraima y la dificultad del idioma que no permite la integración de los migrantes con la población", dijo. 

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El llamado desde MSF es a que programas estatales como "Operación acogida", que lidera el Ejército brasileño con apoyo de organizaciones humanitarias, es a que se les de una perspectiva a largo plazo y que planteen posibilidades de un futuro estable y con trabajo para los migrantes venezolanos. 

También, que haya más atención a los indígenas venezolanos que llegan a Brasil, que muchas veces no son reconocidos por otros indígenas, y son doblemente vulnerables. 

Fuente

Sistema Integrado de Información

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