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Niños tailandia
Niños atrapados en la cueva junto a su entrenador.
Foto tomada de Twitter

Nopparat Khanthavong, el entrenador jefe de 37 años del equipo de fútbol Moo Pa (jabalíes), había programado una salida con sus jugadores a un campo de fútbol ubicado en la cordillera de Doi Nang Non (Tailandia), una montaña con numerosas cascadas y cuevas. Sin embargo, una cita importante le impedía acompañar a los niños.  

Debido a esta situación, el entrenador decidió que su joven asistente guiaría a los niños hasta dicho lugar para realizar un entrenamiento especial.  

Ekapol Chanthawong, un tailandés de 25 años que tres años atrás había dejado un monasterio en el que se preparaba como monje para poco después, convertirse en asistente técnico fue el encargado de guiar a los futbolistas.  

Ekapol es un huérfano que perdió a sus padres a los 10 años. A los 22 años inició su preparación para ser monje, pero dejó el monasterio para cuidar a su abuela enferma en Mae Sai, en el norte de Tailandia. Allí, dividió su tiempo entre trabajar como obrero en un templo cercano y entrenar al recién establecido equipo de Moo Pa.  

Ayudó a Nopparat a idear un sistema para incrementar la pasión de los niños por el fútbol y que, además, los motivaría a sobresalir académicamente.  

Para su jefe, el joven exmonje, es un gran hombre. Sin esperar nada a cambio, siempre ha estado a la disposición de los demás. Transportaba a los niños desde y hacia su casa cuando sus padres no los podían hacer.  

Según las declaraciones de varios de los representantes de los infantes,  Ekapol los trata como si fueran de su propia familia.  

Por tal razón, Nopparat Khanthavong, confió en que su equipo de fútbol estaría protegido por Chanthawong en la excursión de ese 23 de junio. "Pensé que sería una experiencia de aprendizaje para él manejarlos por su cuenta", aseguró  Nopparat a algunos medios de su país.  

Esa noche, la liga de jabalíes conformada por los jugadores más grande, iban a disputar un partido dirigido por  Khanthavong. El entrenador jefe relató que guardó su teléfono celular mientras jugaba su equipo, y al finalizar el enfrentamiento se dio cuenta que tenía al menos 20 llamadas de los padres preocupados por sus hijos, ya que aún no llegaban a sus hogares.  

El entrenador de inmediato intentó comunicarse con Ekapol y algunos de los menores, pero no tuvo éxito. En medio de la insistencia y la desesperación logró conversar con la madre de uno de los jugadores que iba a ir a ese recorrido pero que al final no pudo asistir.  

La mujer le indicó que el equipo había ido a explorar en las cuevas de Tham Luang. El hombre desesperado corrió hasta allí, solo para encontrar las bicicletas y algunas pertenencias de los menores a la entrada de las cuevas.  

Niños tailandia
Niños atrapados en cueva
tomada de Twitter

A las pocas horas las autoridades tailandesas, junto con un grupo de rescatistas, iniciaban la búsqueda de los niños y su entrenador auxiliar. A medida que pasan los días, las críticas, señalamientos y juicios de valor contra Ekapol aumentaron por haber guiado al equipo hasta ese lugar.  

Sin embargo, los padres de esos niños se han encargo de aclarar que, para ellos, el exmonje resultó ser un milagro o una fuerza casi divina, que fue enviado para proteger a los niños en tal situación.  

"Si él no estuviera con ellos, ¿qué le habría pasado a mi hijo?", dijo la madre de Pornchai Khamluang, uno de los niños en la cueva a una entrevista que concedió a una cadena de televisión tailandesa antes del histórico rescate. "Cuando salga, tenemos que sanar su corazón. Mi querido Ek, nunca te culparía". 

Luego de nueve días de búsqueda, los esfuerzos por parte de los miles de buceadores, ingenieros, personal militar y voluntarios de todo el mundo tuvieron fruto. El hallazgo por parte de un grupo de buzos le devolvió el alma al cuerpo a los angustiados padres.  

De acuerdo con los oficiales de rescate, él estuvo entre los más débiles del grupo porque les dio a los niños su parte de la comida y agua. También les enseñó cómo meditar y cómo conservar la mayor cantidad de energía posible hasta que fueran encontrados.  

La mañana del sábado 6 de julio, los niños atrapados y su entrenador enviaron cartas con los rescatistas a sus familias, como muestra que aún estaban vivos. El pequeño trozo de papel que enviaba Ekapol solo decía: "Prometo cuidar al máximo a los niños. Quiero agradecerles por todo el apoyo y quiero pedir disculpas". 

Las personas más cercanas al joven entrenador, y que dicen conocerlo, aseguran que se culpará a sí mismo por lo que pasó, sin embargo, los encargados del rescate están convencidos de que gracias a Ekapol Chanthawong, todos lograron sobrevivir y tener la fuerza suficiente para salir de la cueva.  

Fuente

RCN Radio

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