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Llegan a EEUU los dos últimos estadounidenses liberados por Corea del Norte

Los dos últimos estadounidenses prisioneros en Corea del Norte, liberados gracias a una misión secreta sin precedentes en Pyongyang del jefe de inteligencia estadounidense, llegaron la noche del sábado a Estados Unidos.

El presidente Barack Obama estimó que la liberación de Kenneth Bae y Matthew Todd Miller convirtió la jornada en "un día maravilloso para ellos y sus familias".

El jefe de inteligencia, James Clapper, fue personalemente a buscar a los dos hombres, precisó la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI) en un comunicado.

Según un alto funcionario de Estados Unidos que pidió el anonimato, se trató de un viaje muy breve de Clapper a Pyongyang en respuesta a una sugerencia de los norcoreanos respecto a una eventual liberación de los hombres.

Clapper fue escogido para la misión por su experiencia en temas coreanos así como porque su jerarquía como jefe de los servicios de inteligencia permitía evitar dar al viaje un carácter diplomático, explicó.

Tras un día en el país, donde se reunió con importantes funcionarios norcoreanos pero no con Kim Jong-un, Clapper llegó con Bae y Miller a la base conjunta Lewis-McChord en el estado de Washington. Tras desembarcar, los dos exprisioneros, ambos con las cabezas rapadas, se abrazaron con sus familiares y amigos en la pista.

Bae, un misionero coreanoestadounidense, cumplió esta semana 24 meses de cárcel. De 46 años, estaba enfermo y sentenciado a 15 años de trabajos forzosos.

Poco después de su llegada, agradeció en una conferencia de prensa "a todos los que me apoyaron y fortalecieron mi moral y no me olvidaron (y) apoyaron a mi familia durante este periodo extremadamente difícil".

Igualmente llamó a "no olvidar a la población de Corea del Norte".

Miller, de 24 años, fue condenado a seis años por la Corte Suprema de Corea del Norte después de ser detenido por supuestamente romper su visa y pedir asilo.

Su puesta en libertad llega justo dos semanas después de que Pyongyang liberara al también estadounidense Jeffrey Fowle, de 56 años, que fue encarcelado en abril tras supuestamente dejar una biblia en el baño de un nightclub. Eran los únicos estadounidenses que quedaban oficialmente presos en el país.

Estados Unidos aseguró que no se hizo ninguna concesión a cambio de la liberación de los dos compatriotas.

Washington había condenado la actitud de Pyongyang por las detenciones, diciendo que los estadounidenses estaban detenidos como rehenes políticos para obtener concesiones diplomáticas.

Corea del Norte expresó en el pasado su interés en reanudar las conversaciones a seis bandas con Estados Unidos sobre su programa nuclear, pero Washington insiste en que debe mostrar primero un compromiso palpable con la desnuclearización.

Sin embargo, Pyongyang descartó el pasado martes negociar con Estados Unidos sobre su programa nuclear y los derechos humanos y está convencida de que Washington tiene la intención de derrocar a su régimen.

El país "no permitirá nunca diálogo alguno sobre los derechos humanos o el tema nuclear con un enemigo empeñado en derrocarlo", declaró un portavoz del ministerio norcoreano de Relaciones Exteriores citado por la agencia oficial KCNA.

A pesar de todo, estas liberaciones "podrían significar que el ejecutivo norcoreano está inclinado a explorar la posibilidad de retomar el diálogo con Estados Unidos", estimó Paul Carroll, experto de este país en el Ploughshares Fund, en San Francisco.

El departamento de Estado volvió a advertir el sábado a sus nacionales que no viajaran a Corea del Norte.

El envío de emisarios de Washington comenzó en los años 90 a raíz de la detención de estadounidenses en Corea del Norte. Los expresidentes Bill Clinton y Jimmy Carter estuvieron allí en misiones humanitarias. Sin embargo, la de Clapper es la primera de un alto responsable en funciones de inteligencia del país.