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Arlene Foster, primera ministra de Irlanda del Norte
Arlene Foster, primera ministra de Irlanda del Norte
AFP

La primera ministra de Irlanda del Norte, Arlene Foster, anunció su renuncia, víctima de una rebelión interna en su partido vinculada a las consecuencias del Brexit sobre la provincia británica.

Foster, clave en las negociaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), informó que dejará de dirigir a su formación, el Partido Unionista Democrático (DUP), a finales de mayo y su puesto de jefa del gobierno local a finales de junio, en un comunicado difundido por su agrupación política.

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"En cuanto sea elegido, trabajaré con el nuevo líder sobre la preparación de la transición", precisó.

Su renuncia coincide con un periodo difícil para Irlanda del Norte, donde el Brexit reavivó las tensiones comunitarias que dieron lugar a los "Troubles", las tres décadas de violencia entre católicos partidarios de la reunificación con Irlanda y protestantes, favorables a la corona británica.

Arlene Foster, de 50 años y partidaria de mantener la unión de su provincia con la corona británica, volvió a convertirse en primera ministra de Irlanda del Norte en enero de 2020. Anteriormente había tenido que dejar el cargo por un escándalo sobre la gestión de unas subvenciones destinadas a las energías renovables.

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Durante las negociaciones sobre el Brexit, Foster jugó un destacado papel gracias a la posición estratégica del DUP en el Parlamento de Londres, donde la formación garantizaba una frágil mayoría en el gobierno de Theresa May.

El DUP defendía una clara separación de la UE. Sin embargo, tras la aplastante victoria de los conservadores de Boris Johnson en las legislativas de 2019, el DUP perdió su influencia y Foster no pudo impedir que se pusieran en marcha controles aduaneros entre Irlanda del Norte y el Reino Unido.

La disposición, prevista por el Brexit, crea en el mar de Irlanda una frontera aduanera para evitar que la provincia y la República de Irlanda, miembro de la UE, vuelvan a estar separadas.

Londres decidió aplazar la mayor parte de los controles pero esto no calmó la ira de los unionistas, que desembocó en 10 días de disturbios a principios de abril.

Fuente

AFP

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