Secta del chavismo coincide con política de represión y tortura en Venezuela

'El dictador y sus demonios' es el libro en el que David Placer analiza, gracias a 70 entrevistas, el vínculo de Nicolás Maduro, su esposa Cilia Flores y varios de sus ministros con la secta del gurú de la india Sai Baba.

Quienes la siguen serían los mismos que desarrollaron las políticas de represión y tortura en el país. La prisión de la Tumba y El Helicoide, por ejemplo, son unos de los centros de aplicación de esas políticas.

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“En La Tumba, una prisión a ocho metros bajo tierra por debajo de la línea del metro en Caracas, los prisioneros no ven la luz del día nunca; el aire acondicionado está a niveles insoportables que les quema la piel y están completamente aislados. Esta es una cárcel destinada a extraer confesiones ya lo que el propio chavismo llama la tortura blanca, la psicológica”, aseguró David Placer a RCN Radio.

En este libro, Placer cita uno de los ejemplos más claros de la conexión entre el seguimiento a Sai Baba y la política de represión y torturas. Ese ejemplo es María Iris Varela Rangel, la actual ministra para el Servicio Penitenciario de Venezuela.

“La ministra, que visitó el ashram de Sai Baba, la cuna espiritual del gurú en la India, es la responsable de la mayor red de delincuencia del país que son esos presos que dirigen el negocio de la extorsión, del robo de vehículos y del secuestro en todo el país”.

La conexión entre Maduro y Sai Baba habría iniciado en el 2005 cuando era presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, el mismo cargo que ocupa ahora Juan Guaidó. Maduro viajó a la India con su esposa Cilia Flores, muy devota del gurú, siguiendo también la práctica de otros miembros del chavismo como Aristóbulo Istúriz o Jorge Arreaza.

“En ese viaje tuvo una entrevista privada con Sai Baba, quien le da algunas profecías y le materializa unos anillos, unas cadenas y un huevo de oro que supuestamente este gurú hace con sus manos y expulsa por su boca. Estos son los actos que esperan de Sai Baba sus devotos”, dice.

En el momento de la visita, Maduro ni siquiera pensaba que iría a ser presidente de Venezuela, pero sin duda, como lo dice Placer, la santería y brujería que practicaba Hugo Chávez llevó a Maduro a ser no un creyente en Dios, como lo dice en sus discursos, ni un cristiano, como le aseguró al periodista mexicano de Univisión, Jorge Ramos, sino un supersticioso.

De hecho, un hombre que invertiría miles de dólares en brujería, como lo desveló hace unos días en una carta Hugo Carvajal, su exjefe de inteligencia.

“Dices que me botaste llegando a tu Gobierno cuando hiciste justo lo contrario. Me llamaste para volver a dirigir la Contrainteligencia Militar (Dgcim) al quinto día de tu gobierno. Asumiste como presidente el 19 de abril y el 24, según Gaceta Oficial, ya habías firmado mi designación. No solo eso, sino que inmediatamente después de mi salida del Dgcim, en enero de 2014, me nombraste Cónsul General de Aruba, que fue mi último cargo en el ejecutivo antes de ser electo diputado de la legítima Asamblea Nacional en el 2015”, narró el exmilitar.  

Pero David Placer también habla de los babalaos, que mantienen la red de espionaje de los cubanos castristas en Venezuela.

“Esta red de espionaje que yo descubrí hace tres años, que eran babalaos, asesores espirituales, tenían una doble función: por un lado, hacer trabajos de santería y de brujería y, por el otro lado, facilitar información relevante a La Habana sobre las amistades, las enemistades, los grupos de poder y los movimientos en el país”.

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Además, con Maduro, esta red de espionaje se estaría diversificando y perfeccionando “hasta el punto en que el chavismo tiene completamente infiltrados y calculados los movimientos más bajos y mínimos de sus adversarios y de la resistencia, por ejemplo”.

Placer expone en su libro, entre muchas cosas, la contradicción entre los principios que buscan estos líderes chavistas en dicha secta, de verdad, paz espiritual y rectitud, versus “el infierno que terminaron construyendo en el país”.