Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Europa.
Europa.
AFP.

Un continente sin hijos es un continente sin futuro. Europa tiene cada vez menos matrimonios, más rupturas y una natalidad que ha caído a niveles dramáticos y convierten al Viejo Continente en una sociedad sin niños, con hogares solitarios, y cada vez menos familias. Esa es la conclusión del "Informe sobre la Evolución de la Familia en Europa 2018" que presentó en el Parlamento Europeo el Instituto de Política Familiar (IPF), en el marco de las celebraciones del Día Internacional de la Familia.

Esta conmemoración, explicó al diario ABC Eduardo Hertfelder, presidente del IPF, "representa una oportunidad para recordar a la sociedad en general y a los responsables políticos en particular la urgencia de fortalecer la institución familiar".

Así, el estudio viene a señalar que los indicadores de población, natalidad, matrimonios, y rupturas familiares han empeorado sustancialmente en Europa, "demostrando que los problemas de familia se convierten en graves problemas de sociedad", añade Herfelder.

Los datos de la memoria realizada por el Instituto y presentados en Bruselas por la vicepresidenta de la Federación Internacional del IPF, Lola Velarde, son concluyentes: La natalidad, está en una situación crítica.

Cada vez nacen menos niños, apenas superando los 5,1 millones de nacimientos anuales, lo que supone 1,5 millones de alumbramientos menos que hace 40 años, a pesar del aumento de la población en 60 millones en este tiempo y de la inyección de natalidad que suponen las madres extranjeras.

Maternidad tardía

De hecho, el índice de fecundidad en la Europa de los 28, señala este estudio, es en conjunto de 1,60, muy por debajo del reemplazo generacional (2,1 hijos/mujer), con algunos países donde la situación de natalidad es crítico, como es España, con un índice de 1,34 hijos por mujer.

La postergación de la maternidad es una de las explicaciones a este fenómeno: las europeas tienen los hijos cada vez más tarde, superando ya los 30,6 años. En este aspecto las españolas, junto con las irlandesas, son las ciudadanas de la UE de los 28 que más tarde tienen descendencia, a los 32 años.

La falta de conciliación laboral y familiar, señalan desde el Instituto, es uno de los grandes agravantes de esta situación. Así, remarcan que para apoyar la maternidad falta mucho por hacer en cuanto a flexibilidad y racionalización de horarios, la posibilidad de la jornada continua, a tiempo parcial, o la reducción de la misma.

Las cifras de nupcialidad también se desploman, advierten los responsables del IPF. Tal y como recoge el informe presentado por esta entidad, en cuarenta años (1975-2015), el número de matrimonios  ha descendido en casi 1,3 millones, lo que representa una pérdida del 37%, a pesar de que la población del Viejo Continente aumentó en 60 millones en el mismo periodo. Curiosamente este desplome afecta a todos los países por igual, exceptuando a Suecia.

Tasa de rupturas

Además, la ruptura matrimonial resquebraja estas uniones: cada 30 segundos se produce un divorcio en Europa, lo que supone un millón de divorcios anuales y supone que la tasa de ruptura es de uno por cada dos matrimonios. Portugal, Luxemburgo, Bélgica y España son los países con la mayor tasa de disoluciones. Y los matrimonios que se terminan cada vez lo hacen más rápido.

Así, 4 de cada 10 matrimonios (38%) acaban antes de cumplir 10 años de casados y hace que cada vez sean menos los matrimonios que que duran más de 20 años. Una situación, indican desde IPF, que hace que «los hogares europeos (7 de cada 10) estén vacíos, solitarios, y sin niños».

"Club de viejos"

Europa, además, está en un invierno demográfico y ya es hoy un continente viejo: uno de cada cinco europeos (19,2% de la población) es mayor de 65 años, superando los 97,7 millones de personas, lo que hace que los mayores de esa edad superen en más de 18 millones a los jóvenes menores de 15 años.

Si nos vamos al sector de población de 85 años, este alcanza los 25 millones de personas, y representa ya el 5,1% del total. "La pirámide poblacional se va deteriorando cada vez más, como consecuencia del invierno demográfico sin precedentes. Las perspectivas son que, de seguir esa tendencia, en el año 2050 la situación será insostenible y el Viejo Continente será un club de ancianos, habiendo quebrado nuestro modelo social", indica Velarde.

Esta situación, añade, "tiene gravísimas consecuencias sociales y económicas, puesto que conllevan un incremento de los gastos sanitarios, y hace peligrar las pensiones, debido a la existencia de una fuerza laboral decreciente y envejecida".

Termómetro de la sociedad

La familia, concluye Eduardo Hertfelder, "no se ha tomado en serio en los distintos países que componen la UE. Se habla mucho en los distintos estamentos, pero la realidad es que no tiene apoyo, y la familia no puede cumplir su misión cuando desde la Administración no se le ponen las condiciones generales para su desarrollo. En el caso de España, no solo no se le ayuda sino que se le pone palos en las ruedas con leyes anti-familia y anti-vida, que solo agravan los problemas".

Los Gobiernos, añade el presidente del IPF, "deben darse cuenta de que es el pilar fundamental de la sociedad y considerar que apostar por esta es una inversión, no un gasto".

Es urgente, corrobora la vicepresidenta de la Institución, "cambiar y reforzar las políticas familiares que vienen desarrollando las distintas administraciones de los Estados de la Unión, de manera que se basen en la perspectiva de familia para facilitar el cumplimiento correcto de sus funciones. Una política de familia que apunte expresamente a lo concerniente al grupo familiar, en cuanto a medio afectivo, educativo, económico y social supone que no se legisle solo en términos de individuos, sino en términos y en función de personas que viven en una familia".

 

Fuente

ABC.es.

Encuentre más contenidos

Fin del contenido.