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Un rayo de sol contra la falta de agua potable en los países pobres

La carita sonriente que aparece en la pantalla indica que el agua ya está limpia de bacterias y se puede beber. Para lograrlo, sólo han hecho falta el Sol, tiempo, una botella transparente y, para asegurar que el proceso ha terminado, un novedoso aparato que ayuda a potabilizar.

Hace tiempo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la eficacia del método SODIS (Solar Water Disinfection), es decir, la desinfección del agua mediante la exposición a los rayos solares para eliminar bacterias, virus y parásitos.

Este sistema, barato y sencillo, es ideal para luchar contra las enfermedades que causa beber agua contaminada y que cada año cuestan la vida a unas 2,2 millones de personas en el planeta.

Ahora, una empresa austríaca está a punto de comercializar WADI (WAter DIsinfection) un aparato que ayuda a usar el método SODIS, calculando el momento en el que el agua ya está lista para beber.

"SODIS es muy fácil y es gratis, pero la gente no lo usa porque se siente insegura, no sabe o no cree que funcione. WADI indica con seguridad cuándo (el agua) está lista, no hay que calcular cuánto tiempo lleva bajo el sol", explica a Efe Martin Wesian, creador del novedoso aparato.

Wesian, ingeniero de formación y que sufrió de cólera por agua contaminada durante un viaje a Venezuela, desarrolló hace tres años la idea de un mecanismo que midiera la intensidad de la radiación ultravioleta (UV) para establecer cuánto tiempo tarda la desinfección.

WADI funciona con energía solar, se enrosca al cuello de la botella, para asegurar que los sensores están cerca del líquido.

Varios parámetros, como la altura, la nubosidad o la contaminación atmosférica, hacen variar el tiempo de desinfección.

"El aparato mide los rayos UV y, según nuestras investigaciones en el laboratorio y sobre el terreno, junto a universidades, tenemos varias curvas para ver cuánta energía necesitamos para reducir los gérmenes", explica Wesian.

Una barra de progreso y un "smiley", una "carita" sonriente, indican cuando se ha llegado al punto en el que el agua es potable.

Wesian, fundador de la empresa Helioz, reconoce que ni el método SODIS ni el aparato que ha inventado solucionan todos los problemas de potabilización, ya que no sirven en contaminación química o por metales.

Según Helioz, el pequeño aparato es un sustituto de métodos como las tabletas de cloro o el hervido del agua, pero más económico y sencillo, porque no precisa baterías, repuestos o mantenimiento.

La empresa estima que el dispositivo puede funcionar durante cinco años, aunque las primeras unidades se comercializarán con una garantía de dos hasta confirmarse su resistencia con el uso diario.

El aparato se ha probado ya sobre el terreno en la India y entre comunidades nómadas de Kenia y Etiopía, y a partir de enero empezarán a distribuirse a gran escala en Uganda, entre los pigmeos batwa, y también en Ghana.

WADI ha despertado también interés en Latinoamérica, cuenta Wesian, y menciona unos primeros contactos con una empresa brasileña de tratamiento de aguas y el Instituto Nacional de Pesquisas da Amazônia de Brasil.

También se han recibido ya consultas del Perú, de Chile y de Bolivia, donde la altura sería una ventaja, ya que acelera el proceso de desinfección por radiación solar.

La eficacia de WADI ha sido certificada por la Facultad de Ciencias Agrícolas de Viena, pero Wesian confía en que la OMS le dé también su visto bueno en los próximos meses.

Aunque en Uganda el aparato será distribuido gratuitamente, mediante donaciones, Helioz comercializará WADI a un precio de entre diez y doce euros (entre 13 y 15 dólares), dependiendo del pedido.

La empresa tiene contactos con Gobiernos, organizaciones no gubernamentales (ONG) y empresas, y planea recurrir a técnicas de responsabilidad social corporativa para abaratar el producto para el usuario final.

Por ejemplo, ofreciendo a grandes compañías que marquen los aparatos con su logo para hacer publicidad de sus productos y apoyar una buena causa al mismo tiempo.

Además, WADI se comercializará en Europa como un complemento para las actividades y los deportes en la naturaleza.

En este mercado, el aparato se venderá mucho más caro, a unos 50 euros (unos 65 dólares), para financiar con la diferencia de precio que al mundo menos desarrollado llegue más barato.

Pero aparte de su uso en países donde la escasez de agua potable es crónica, WADI puede ser también útil durante catástrofes naturales, como el reciente tifón que asoló Filipinas y donde hay planes para distribuir el dispositivo.

Otro factor que hace atractivo el producto es que es reciclable, ya que el panel solar es la única parte con vida limitada.

De hecho, Helioz planea para el futuro un sistema de devolución de aparatos usados a cambio de un descuento en los nuevos.