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Una británica pide a la justicia poder conservar el esperma de su marido fallecido

Una británica de 28 años ha iniciado un proceso legal en el Reino Unido para que no se destruya el esperma congelado de su marido, fallecido en febrero de 2012.

Beth Warren, residente en Birmingham (centro de Inglaterra), ha llevado ante la Justicia a la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología británica (HFEA), que ha establecido que el esperma de su esposo, Warren Brewer, se destruirá en abril de 2015 si ella no decide antes utilizarlo para tratar de concebir un hijo.

Brewer, instructor de esquí, murió a los 32 años por un tumor cerebral y dispuso antes de recibir tratamiento contra el cáncer que su esperma debía ser conservado para que su esposa pudiera utilizarlo una vez fallecido.

Las autoridades británicas comunicaron primero a la mujer que el consentimiento de su marido no podía extenderse más allá de abril de 2013, si bien más tarde concedieron dos prórrogas que alargaron durante dos años esa fecha límite.

"No puedo tomar esa decisión ahora, necesito más tiempo para rehacer mi vida", afirmó Warren, que semanas antes de la muerte de su marido perdió a su hermano en un accidente de circulación.

"Tener a un hijo que nunca conocerá a su padre es una decisión enorme. Quizás nunca siga adelante con el tratamiento, pero quiero conservar la libertad de poder decidir una vez haya superado el duelo", explicó la mujer.

Su abogado, James Lawoford, señaló por su parte que la ley de 2009 que regula en el Reino Unido la reproducción asistida ha creado "injusticias" como el caso de Warren, que será juzgado por el Tribunal Superior de Londres en una fecha por determinar de 2014.

"El sentido común dicta que debería disponer del tiempo suficiente para recuperarse de la pérdida de su marido y su hermano, y no ser forzada para tomar una decisión tan importante sobre su reproducción en este punto de su vida", sostuvo el letrado.

En el escrito que ha dirigido al tribunal, Warren señala que es "consciente de que quizás decida no utilizar las muestras que están almacenadas".

"Podría conocer a alguien en el futuro y elegir tener una familia con él. No sé qué ocurrirá en el futuro, pero me gustaría dejar la opción abierta a poder alumbrar al hijo de mi marido, como sé que a él le hubiera gustado", argumentó.

La HFEA, por su parte, afirmó que "comprende perfectamente a la señora Warren y las trágicas circunstancias en las que se encuentra".

"Hemos dialogado con sus abogados durante cierto tiempo y cada vez que se nos ha presentado nueva información hemos reconsiderado la situación legal del modo más responsable posible", apuntó la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología.

"Con todo, la ley sobre conservación de gametos es clara y la HFEA no tiene la facultad de alargar el periodo de almacenaje más allá del consentimiento que dejó por escrito su marido", señala el regulador.

En otro caso judicial contra la HFEA, en 1997, la Justicia británica falló a favor de Diane Blood, que recibió el visto bueno para utilizar esperma extraído de su marido en coma para concebir hijos.