Cargando contenido

Ahora en vivo

Seleccione la señal de su ciudad

Víctimas del tiroteo de Uvalde, Texas
AFP

La pequeña localidad texana de Uvalde, cerca de la frontera con México, comenzó a enterrar a los 19 niños asesinados en el tiroteo en una escuela primaria que conmocionó a Estados Unidos la semana pasada.

El cuerpo de Amerie Jo Garza, de 10 años, llegó en un ataúd plateado y fue transportado a la Iglesia católica del Sagrado Corazón por seis portadores que llevaban camisas blancas con claveles rojos.

Los dolientes, algunos vestidos con el color púrpura de la Escuela Primaria Robb al otro lado de la calle, escenario de la masacre el 24 de mayo que también dejó dos maestras muertas, se reunieron frente a la iglesia antes del funeral en medio de una fuerte presencia policial.

Otra niña, Maite Yuleana Rodríguez, también de 10 años, iba a ser enterrada más tarde, y la ceremonia para despedir a la maestra Irma Linda Garcia, de 48 años, ya tuvo lugar pero hay más ceremonias programadas para las próximas semanas. 

Lea también: EE. UU. felicita a Colombia por la "integridad" de las elecciones presidenciales

Todos fueron asesinados cuando Salvador Ramos, de 18 años, abrió fuego en un aula antes de ser abatido por la policía.

En medio del duelo, Uvalde también sentía ira por la respuesta de la policía, muy criticada por haber demorado en abatir al pistolero. Una "decisión errónea", admitió el director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Steven McCraw.

La policía de Uvalde y las autoridades del distrito escolar finalizaron su cooperación con la investigación del departamento de seguridad pública de Texas sobre la respuesta policial. 

"Pueden decirme 'Oh, cometimos un error. Tomamos la decisión equivocada'. Pero no me van a devolver a mi bisnieta", dijo Rubén Mata Montemayor, de 78 años, bisabuelo de una de las víctimas.

Le puede interesar: Israel firma con Emiratos Árabes su primer acuerdo de libre comercio

"Dejar de vender armas" 

19 agentes se quedaron en el pasillo de la escuela sin intervenir durante casi tres cuartos de hora, mientras esperaba la llegada de un equipo táctico y Ramos seguía dentro de un aula. La policía finalmente entró y mató al joven armado.

Cuando el presidente Joe Biden visitó Uvalde el fin de semana, los gritos de "¡Hagan algo!" resonaron entre la multitud. 

El tiroteo, el último de una epidemia de violencia armada en Estados Unidos, se produjo menos de dos semanas después de que 10 personas murieran en un ataque en una tienda de Buffalo por parte de un joven que tenía como objetivo a los afroamericanos, y provocó llamados desesperados a favor de una reforma de las armas.

El presidente "debe aprobar leyes para que podamos proteger a los niños de las AR-15", el arma semiautomática usada en la escuela Robb, reclamó Robert Robles, de 73 años.

Lea más: Gigantesco descubrimiento arqueológico en Egipto

Ricardo García, de 47 años y quien trabajaba en el hospital de Uvalde el día del drama, contó que no logra "sacar de su cabeza el llanto de las madres a las que se les anunciaba la noticia fatal".

"Hay que dejar de vender armas, punto", sentenció.

El actor Matthew McConaughey, que creció en Uvalde e incluso flirteó con la idea de postularse a la gobernación de Texas, también visitó el memorial en honor a las víctimas.

Tras la tragedia, McConaughey había hecho un llamado a "actuar" contra una "epidemia que podemos controlar", aunque evitando poner en duda el derecho al porte de armas. 

Fuente

AFP

Encuentre más contenidos

Fin del contenido.