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Unión Europea.
AFP

La prohibición de importar  diésel y otros derivados petrolíferos de Rusia entró en vigor desde este domingo en la Unión Europea y se añadió al mecanismo de sanciones por la invasión de Ucrania que busca asfixiar financieramente al Kremlin.

"Anticipamos que estaremos listos para asegurar suficientes suministros alternativos (...). Pasamos con éxito por un proceso similar con el petróleo crudo", dijo a EFE el portavoz de Energía de la Comisión Europea, Tim McPhie, 

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De los nuevos derivados prohibidos, el mayor desafío es el veto al diésel, el carburante que emplean cerca de la mitad de los coches de la UE y la mayor parte del transporte pesado y marítimo y la maquinaria.

Cerca del 40 % de las importaciones comunitarias provenían de Rusia antes de la guerra, pero Bruselas confía en que el período de transición desde que se anunciaron las sanciones en junio hasta que se aplican en febrero, haya sido "suficientemente largo" para garantizar "rutas de suministro alternativas y minimizar el impacto en los mercados mundiales de productos refinados", añade McPhie.

Moscú le ha facturado a la Unión Europea 140.000 millones de euros en carbón, gas y petróleo desde que arrancó el conflicto bélico el 24 de febrero de 2022, según el Centro para la Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), frente a los 99.000 millones de 2021.

"Nuestras medidas están golpeando el núcleo de la economía rusa", dijo durante una visita a Kiev la presidenta de la Comisión Europea, Usrula Von der Leyen, quien celebró en particular que los ingresos energéticos que la UE aportaba a Rusia estén menguando en torno a 160 millones de euros al día.

En paralelo a las sanciones que los países occidentales aplican en sus propios territorios, la UE, el G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) y Australia, han establecido otras medidas que buscan golpear al sector energético ruso también en el mercado global.

Desde diciembre, ese bloque de aliados de Ucrania aplica un tope de 60 dólares por barril al precio al que sus navieras pueden transportar crudo ruso a terceros países.

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Esos países acaban de cerrar las negociaciones para establecer otro máximo al transporte de diésel y otros derivados petrolíferos rusos, fijados en 100 dólares y 45 dólares, respectivamente.

"Esto permitiría que los productos refinados rusos (y especialmente el diésel) fluyan a terceros países si se venden por debajo del tope. Esto limitará los ingresos rusos y evitará la estrechez del mercado. Por lo tanto, también ayudará a abordar la inflación y mantener estables los costos de la energía, como ocurre con el petróleo crudo", señaló McPhie.

Fuente

EFE

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