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Yuliana Samboní
Amigos y familiares en la exequias de la niña Yuliana Samboní asesinada en Bogotá. (7 de diciembre de 2016)
Foto: Colprensa

Ante el Juez 46 Penal del Circuito con función de conocimiento de Bogotá, comparecieron cuatro testigos de la defensa, entre los cuales estuvieron los esposos de Catalina y Francisco Uribe Noguera, en el juicio que se les adelanta por el presunto ocultamiento de información acerca del secuestro y asesinato de la menor Yuliana Samboní.

Laura Arboleda, esposa de Francisco y propietaria del vehículo en el que Rafael raptó a la pequeña, fue la segunda testigo que la defensa presentó en el juicio.

En contexto: Cronología de un crimen: El día de Rafael Uribe tras raptar a Yuliana Samboní

Según relató, el domingo 4 de diciembre, sobre la una de la tarde, estaban compartiendo en un bazar del Gimnasio Moderno en el que estaban las dos hijas de la pareja; en el lugar también estaba Catalina.

“Me doy cuenta de que tengo tres llamadas pérdidas de un número que no conozco”. Afirmó también que esperó que marcaran nuevamente para atender la llamada.

“Cuando llamaron, yo estaba en un bazar con mi esposo y las niñas; recibí una llamada de un agente del Gaula (me causó gracia), pero le pregunté qué necesitaba y me dijo que la camioneta de mi propiedad estaba involucrada dentro de la desaparición de una niña”, afirmó.

Agregó: “Yo inmediatamente dije: 'esto es una llamada millonaria', y le conté a Francisco qué sucedía”. Así fue que la familia supo que las autoridades estaban tras la pista de Rafael.

[VIDEO] Caso Yuliana Samboní

A Francisco también le informaron que buscaban al vehículo, por lo que preguntó sobre las placas del mismo a su esposa.

“Cuando Francisco cuelga me dice que por qué no mejor me voy para la casa con las niñas (…). Él me pidió que le diera mi celular, porque a ese número estaban llamando”, afirmó Arboleda.

Al llegar a la casa, la esposa de Francisco notó que no tenía las llaves, por lo que acudió a la de sus suegros para esperar.

La residencia de la familia quedaba ubicada en ese entonces diagonal al edificio Equus 64, por lo que ella fue a preguntarle al vigilante por su cuñado Rafael y también para saber si su camioneta estaba en la zona de parqueadero; sin embargo, el guarda de vigilancia le respondió que él había salido temprano con el vehículo.

También les preguntó a sus suegros si sabían acerca del paradero de Rafael, pero expresaron que no sabían nada. 

Posteriormente, se encontró con Catalina y se fueron caminando hasta el edificio Equus 66 (donde hacía algunos meses había vivido el asesino de Samboní, pero allá tampoco estaba la camioneta).

Al lugar acudieron funcionarios del Gaula que interrogaron a los integrantes de la familia sobre Rafael y en qué lugar posiblemente se encontraba.

Minutos después, Francisco se comunicó con su esposa y le comentó que “el carro no aparece y al parecer está metido en un tema de una niña chiquita que no aparece”.

Arboleda dijo también que tres agentes del Gaula, entre ellos la entonces teniente Carolina Correa, y sus suegros se ubicaron en la parte exterior de la casa para analizar qué podía haber ocurrido.

“Empezábamos a ver y dijimos ‘ese tipo no aparece’. Mi suegro estaba súper agitado, respiraba duro, él estaba súper pesado y dijimos: hay que llamar a un médico”: afirmó.

Tuvieron que entrar y en ese lapso de tiempo tanto Arboleda como la teniente Correa sostuvieron un diálogo en el que la agente le preguntó sobre la situación.

“Dentro de la casa estaba ella mientras que mi suegro estaba en una silla pálido, sin poderse mover”, relató.

Explicó que en ese momento ya sabía que Francisco y Catalina habían encontrado a Rafael.  

Dijo también que la teniente Correa le preguntó qué sabía

“'Señora Laura, ¿qué ha pasado?'. Me dijo también que qué había pasado con Francisco, y le dije: 'No sé, ¿no está con ustedes?'. Le dije: 'si quiere le doy el número para que lo llame', y ella dijo que sí y se lo pasé”.

En una de las conversaciones telefónicas, Francisco le pidió que consiguiera el número de Juan David Rivero, un abogado amigo; logró contactarlo a través de una red social y después se lo envío. 

En otra llamada telefónica, su esposo le dijo que ya había logrado hablar con su hermano y que le había dicho que “la niña se bajó del carro, que Rafael se asustó mucho y que la dejó tirada”.

En esa misma comunicación, Laura le preguntó a Francisco por el estado de salud de su cuñado. “Él me dijo Rafael: 'está vuelto mierda (…)'”, y  le comentó a la agente del Gaula la situación delicada en la que se encontraba su pariente.

Durante su testimonio, Laura dijo que volvió a hablar con la teniente Correa, que en una actitud amable le dijo que lo que estaba ocurriendo era realmente grave y que una menor de edad estaba involucrada.

“Me cogió la mano y me dijo: 'Señora Laura, la niña no aparece, estamos en un caso muy delicado. Es una niña chiquita (…)', y yo le dije: 'mire, ellos están yendo para la Monserrat. Ella nuevamente me cogió la mano y me dijo: ´'que Dios la bendiga'”.

Relato del esposo

Jorge Luis Helo Sarmiento, esposo de Catalina Uribe Noguera, también compareció en el juicio que se adelanta contra ella y su hermano por el supuesto ocultamiento de pruebas.

“Catalina me llama diciendo que está en la puerta del apartamento 603 del edificio Equus 66 y que está oyendo que Francisco y Rafael están gritando. Ella está muy angustiada, gritando y golpeando la puerta (…)”.

Afirmó que no volvieron a hablar hasta las 5:10 de la tarde, cuando le manifestó que sus padres estaban muy preocupados.

Al rato llegó hasta la casa de los padres del asesino: “Me dijeron: 'A Rafael se lo llevaban a la clínica Monserrat porque (estaba) demasiado drogado (…)'; en ese momento no se sabía nada de la niña”.

Helo Sarmiento afirmó que, cerca de las 8:20 de la noche, su esposa le dijo que la acompañara al centro asistencial y reveló que “Rafael había dicho que la había bajado del carro”, refiriéndose a la menor.

Una vez llegaron a la clínica, la agente del Gaula se acercó a donde estaba Catalina y le manifestó que Yuliana había aparecido.

“Es una de las interacciones con el agente del Gaula, él manifestó: 'la niña ya apareció, pero aparentemente está sin vida'; Catalina dijo: 'Gracias a Dios'. Hacia las 11 de la noche, ella recibe una llamada de Francisco donde le dice: 'Fue Rafael el que mató a la niña (…)'”, relató.

“A mí se me fue al piso todo. Catalina entraba y salía y solo me manifestaba que él le decía: ‘me quiero morir, me quiero morir”, dijo.

Esposa del vigilante 

La tercera testigo que presentó la defensa de los hermanos Uribe Noguera durante esta diligencia fue Martha Yolanda Rojas, esposa del vigilante Fernando Merchán, quien estaba de turno en uno de los dos edificios Equus y días después de la tragedia de Zamboní se suicidó.

“Él le dijo a Fernando que no sería ser molestado en su apartamento”, afirmó Rojas al expresar que su esposo le dijo que Rafael no había parqueado el vehículo en el lugar de siempre.

También testificó Nini Johana Ruíz, comerciante de la zona en cercanías a los edificios.

Según dijo, durante cerca de 20 minutos hubo una fuerte discusión entre el guarda de seguridad y Catalina, quien quería ingresar al edificio.

“Mi hija me dijo que había una señora loca gritando al vigilante y era Catalina molesta porque no la dejaba entrar al edificio”, dijo.

“Ella le decía que ella también era dueña del apartamento; que no se buscara problemas con su hermano que era abogado y él le decía: que no tenía la orden de dejarla entrar", relató. Minutos después Catalina pudo ingresar al lugar.

“Entre las 3 y 4 de la tarde, salió Rafael al balcón que da a la calle, gritando desesperado (no decía nada), solo gritaba; parecía que se fuera a tirar del balcón”, dijo Ruíz.

La comerciante afirmó que los hermanos Uribe Noguera eran clientes del establecimiento.

Se espera que este jueves comparezcan como principales testigos en el juicio Catalina y Francisco Uribe Noguera.

Fuente

Sistema Integrado de Información

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