ONG internacional advierte que disidencias de las Farc tienen cerca de mil hombres

Aproximadamente mil hombres han sido identificados actualmente en Colombia, pertenecientes a nueve grupos de disidentes de las Farc. Las zonas en donde estarían los que son responsables de acciones violentas contra la Fuerza Pública y la población civil se ubican en Nariño, Cauca, Caquetá, Guaviare, Vaupés, Guainía y Meta.

RCN Radio

Foto AFP


Por Javier Jules

Aproximadamente mil hombres han sido identificados actualmente en Colombia, pertenecientes a nueve grupos de disidentes de las Farc. Las zonas en donde estarían los que son responsables de acciones violentas contra la Fuerza Pública y la población civil se ubican en Nariño, Cauca, Caquetá, Guaviare, Vaupés, Guainía y Meta.


Las cifras corresponden a un informe, emitido por International Crisis Group (ICG), organización que ha sido fundamental en el proceso de paz, que se convirtió en materia de análisis por parte del Gobierno buscando enfrentar a estas amenazas no solo para la seguridad de las regiones sino también para la implementación del acuerdo, pues estos grupos afectarían el componente de la erradicación de cultivos de uso ilícito.


Kyle Jhonson, investigador de ICG, desde Bruselas le dijo a RCN Radio que en la investigación sobre las disidencias en Colombia hay varios hallazgos importantes.


“Encontramos que estos grupos no son el plan B o plan A de las Farc, no son como un grupo retaguardia ahí, en general encontramos que hay relaciones bastante conflictivas entre disidencias y las Farc como tal”, señala el investigador.


En el documento de 50 páginas se explica directamente con base en los testimonios de al menos 100 líderes comunitarios en terreno, la presencia de los grupos que decidieron no concentrarse en las 26 zonas convertidas hoy en Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, acogiéndose al proceso de desarme.


“Grupos disidentes de las Farc han establecido el control territorial en algunas áreas y están buscando establecerlo en otras”, destaca el informe que además resalta el incremento de las acciones violentas del ELN “en los teatros de operaciones tradicionales a la vez que se ha expandido a otros lugares”.


Pastor Alape, miembro de la organización política de las Farc, corrobora lo encontrado en el documento de ICG.


“Frente a los que se han abierto de la organización, las Farc es la que está aquí, el que se abra de las Farc ya no es Farc, eso hay que entenderlo”, afirma Alape.


A la presencia de las disidencias de las Farc y de la guerrilla del ELN se suma la de los grupos armados como las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia, que si bien no cuentan con un control territorial definido sí tienen influencia en las dinámicas de la economía y la seguridad local, según se indica.


De acuerdo con el estudio, el narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión y el secuestro, en ese orden, son las actividades ilegales en las que se concentran estos nuevos grupos armados que se sitúan en el mapa de Colombia.


Aunque las motivaciones para permanecer en la disidencia son diversas, la más grande de estas agrupaciones, el Frente Séptimo, cuya zona de injerencia con 400 hombres se extiende por regiones como Guaviare, Guainía, Vaupés, Vichada, suroriente del Meta y Caquetá, tiene grandes intereses, además de dominio en el tráfico de estupefacientes.


Gentil Duarte, identificado como uno de los líderes de las facciones disidentes, también ha sido crítico del acuerdo de paz y según las informaciones de los mismos habitantes, aún atiende personalmente a quienes intentan resolver problemas en sus comunidades.


En el caso de las Guerrillas Unidas del Pacífico, cuya presencia ha sido identificada especialmente en el departamento de Nariño, además del control del narcotráfico, también tienen como interés asegurar el orden público entre las comunidades que dominan.


El informe también coincide en señalar que en regiones como Tumaco, la zona con mayor presencia de cultivos de hoja de coca, milicianos disidentes de las Farc se disputan el control territorial de manera violenta en un hecho que además generó el aumento de los homicidios durante los primeros meses de 2017.


Aunque el estudio revela que las tasas de homicidio actualmente en Colombia son las más bajas desde 1970 y aunque la disminución se notó con mayor prevalencia en 2016, las cifras de asesinatos y de desplazamientos, justamente por la presencia de las disidencias, se incrementaron en 2017.


A esto se suma que durante el primer semestre de este año han sido asesinados 51 líderes sociales en comparación con los 26 que se presentaron en el mismo periodo de 2016.


En el caso del ELN, de acuerdo con el informe, su presencia se extiende por las zonas en las que históricamente han permanecido pero han ganado terreno en otras regiones que anteriormente habían sido ocupadas por las Farc como el norte del Cauca, el norte de Chocó, Buenaventura y el sur de Córdoba. Su accionar, a través de ataques en poblaciones, se incrementó notablemente en el 2016.


El denominado Plan Victoria es la estrategia que se implementó por parte de la Fuerza Pública para evitar que estas regiones fueran ocupadas por otros grupos ilegales. Este implicaba la ubicación en 160 municipios, considerados de histórico control de las Farc, de alrededor de 80 mil uniformados entre militares y policías.


Aunque se ha señalado que en regiones como Tolima, Huila y algunas de Caquetá la estrategia ha funcionado, las autoridades coinciden en señalar que en otras zonas el despliegue del plan ha sido lento.



Las disidencias y su presencia en Colombia


De acuerdo con el informe de International Crisis Group, la mayor presencia de las disidencias al mando de Iván Mordisco se sitúa entre los departamentos de Guaviare, Vaupés, Guainía, Vichada, Caquetá y una parte del suroriente del Meta. Se estima que lo conforman entre 350 y 400 hombres en armas provenientes de los frentes primero, 16 y Acacio Medina.


En número de hombres con entre 250 y 350, el siguiente grupo disidente es conocido como Guerrillas Unidas del Pacífico o GUP. Está en Nariño, más exactamente en la Costa Pacífica y todos sus integrantes hacían parte de la Columna Móvil Daniel Aldana. Su líder es conocido como David.


En la misma zona de Guaviare, Meta y especialmente Caquetá, Gentil Duarte lidera el Frente Séptimo, disidencia a partir de los antiguos frente de las Farc 7, 14 y 62. Entre 70 y 100 hombres hacen parte de esta estructura.


A Carlos Patiño, señalado con el alias de Caliche o Vaca, sus mismos hombres lo asesinaron en el norte de Nariño a mediados de 2013. Él era el líder de la Columna Móvil Jacobo Arenas, cuya presencia está identificada en el Cauca y que ahora como disidencia tomó el mismo nombre con el que, conteniendo entre 80 y 100 hombres en sus filas, sigue en la misma región esta vez bajo la orientación de alias Pija.


En el occidente del Meta, el Frente 40 con hombres que salieron de la misma estructura de las Farc, se ubica otra disidencia, al mando de alias Calarcá. Estos hombres junto con los frentes Primero y Séptimo forman las estructuras más cercanas a las actividades de narcotráfico de la región.


Entre las disidencias cuya existencia es comprobada pero con un número no determinado de hombres en sus filas, se encuentran el denominado Ejército Patria Libre, proveniente del antiguo Sexto Frente y con presencia en el Cauca. Tambíén los frentes Ché Guevara y 29, en los que además de exmiembros de las Farc, hacen presencia ahora guerrilleros del ELN actuando en Nariño.


Recientemente alias Guacho, al mando del frente del mismo nombre, fue noticia tras la muerte de 7 campesinos en una zona rural de Tumaco. Su presencia es confirmada pero aún no se tiene certeza sobre el número de personas que lo integran.


En el caso de las estructuras cuya presencia aún se encuentra en estado de presunción y de las que se desconocen detalles como el número de hombres que están agrupados, están el frente 32 al mando de alias Caballo en el Putumayo, la Columna Miller Perdomo en el norte del Cauca, el Frente 17, comandado por Benjamín en el Huila y la Columna Móvil Teófilo Forero en el Caquetá.


También hay otras disidencias de las que se conoce una información concreta y aún no han sido confirmadas. Se trata de los frentes 57, 21, 48 y Tercero, en regiones como Norte del Chocó, Tolima, Sur del Putumayo y Norte del Cauca, respectivamente.


Sin embargo, no todas las disidencias las conforman exguerrilleros de las Farc. Hay disidentes que no eran guerrilleros.


“Esos grupos están reclutando, tienen nuevos miembros que nunca hacían parte de las Farc, pero ahora hacen parte de las disidencias, si eso sigue ocurriendo van a aumentar”, agrega Jhonson.



Cifras oficiales


Estas cifras, que están en poder de altos mandos militares, distan de las que aún son informadas oficialmente por el Ministerio de Defensa.


Desde el principio se ha sostenido que quienes no se acogieron al acuerdo de paz, desarme y desmovilización no superan el 5 por ciento de los que sí lo hicieron e ingresaron a las Zonas Veredales Transitorias de Normalización.


Es decir, de alrededor de 8000 hombres que llegaron a los campamentos, 400 se quedaron por fuera, esto según el Ministerio.


El ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, reconoce que hay una estrategia para enfrentar a los disidentes, convertidos en una amenaza regional.


“Estamos detrás de los grupos armados organizados residuales de Farc, con todos nuestros recursos”, señala el funcionario.


El informe elaborado por el organismo al que se le reconoce como una fuente autorizada y de constante consulta por parte de gobiernos y de instancias como Naciones Unidas y la Unión Europea, especialmente en temas de posconflicto, destaca que el número de disidentes ha aumentado en la medida en que se mantienen las fuentes ilegales que los patrocinan.


Implementar el acuerdo de paz es clave para quitarle razones a las disidencias. En las recomendaciones de ICG se establece que si hay erradicación forzada en zonas donde hay disidentes, hay una afectación económica pero un fortalecimiento político frente a las comunidades.


“Una es la sustitución, es decir, luchar, reemplazar las economías ilegales; dos es fortalecer los mecanismos de resolución de disputas locales y tercero es ofrecer de verdad protección desde la Policía y la Fuerza Pública a las comunidades”, señala Kyle Jhonson tras añadir que “si no hace esas tres cosas, simplemente crea oportunidades para que grupos armados intenten controlar territorios o por lo menos hagan presencia ahí”.


Las cifras y el informe al que tuvo acceso RCN Radio están en poder del Gobierno y son analizados junto con la Fuerza Pública.


El denominado Plan Victoria es la herramienta destinada para enfrentar las nuevas amenazas tras el proceso de paz.