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“El cansancio y la fatiga hizo que se durmiera con el tapabocas puesto y agobiado por la pesadez de estos días, en la madrugada tuvo pesadillas y soñó que lo ahorcaban. Al despertar descubrió que tenía el tapabocas en el cuello”.

Podría ser el inicio de un cuento de terror contemporáneo. Pero no, se trata de un hecho de la vida real narrado en el Programa Al Fin de Semana de RCN Radio por el oyente Leonel Fuentes y que resume esos imaginarios que se están construyendo desde que este adminículo se convirtió en algo indispensable en la lucha incesante contra el coronavirus.

Al principio de la historia universal del hombre vestirse con pieles de animales tenía como objetivo fundamental cubrirse del frío para continuar con las labores de caza y con el tiempo esto se convirtió en una moda, lo que seguramente ocurrirá también con el tapabocas.

Hay quienes todavía no se acostumbran a usarlo o están lidiando con esa rutina que nos impone la letal dinámica de la enfermedad.

Santiago Soto calificó lo ocurrido como una película de terror porque “salió a trotar y se le metió una abeja en el tapabocas”; doña Rory Mena dice que la cara le quedó pintada de rojo porque se puso el tapabocas con labial  y otra oyente dice que “recogió unas blusas en dónde su modista y aprovechó para ordenar un par de tapabocas con los retazos que sobraron”.

Acostumbrarse a las nuevas realidades en medio del debate de si volveremos o no a la normalidad o tendremos que adoptar otra, incluye que a cada momento reparemos en que salimos a la calle sin tenerlo puesto.

Siempre que voy para la tienda me doy cuenta que no llevo el tapabocas y tengo que devolverme por una loma muy dura”, nos contó desde Riofrío Valle doña Flor Alba Montoya.

Martín contó para Al Fin de Semana desde la Hormiga (Putumayo) que tomó agua olvidando que tenía tapabocas, mientras otros han escupido, intentado comer y sufrido lo indecible con las gafas que se empañan.

La periodista Pilar Castaño recordó que desde tiempos remotos la moda “ha sido la vigía, el reflejo y la proyección de todos los cambios que surgen de  las guerras, las pandemias, las revoluciones, los cambios climáticos”.

Reiteró que ha sido la comunicación exterior de los seres humanos y es perfectamente lógico que esta transformación y mutación actual se vea revertida en la indumentaria.

Así como ocurrió en principio con los blue jean que vistieron los vaqueros del oeste de Estados Unidos y luego fueron usados por  todos los jóvenes, también pasó con las camisetas blancas y los tenis, que ahora hacen parte de la cotidianidad de millones de personas en el mundo.

Es previsible que el tapabocas sea  la mayor fortaleza en la lucha contra el coronavirus, pero en algún momento se convertirá en un atuendo global.

Insistiendo en que la moda es siempre una reacción al entorno social, Pilar recuerda que en la película Rocky apareció por primera vez una capucha urbana que usaba uno de los boxeadores y esto fue motivación para que luego se convirtiera en una de las indumentarias más usadas por los jóvenes de Chicago y luego del mundo entero.

“Seguramente esa capucha vendrá ahora con el tapabocas adherido como parte de la protección y los veremos con encajes, con perlas, con gardenias, con grafitis o con mensajes subliminales como los de las  camisetas”, expresa Pilar Castaño.

Es un momento especial como lo interpreta desde San Gil doña a Ruth Milena, quien  escribió que “el tapabocas es ahora un elemento de aceptación ante la sociedad, un accesorio a la hora de vestir, pero finalmente,  un elemento vital de responsabilidad”.

Tenemos que adaptarnos a los tiempos que vivimos y entender que el tapabocas y los elementos de protección son parte de un nuevo lenguaje que algunos consumen de manera tradicional y otros con formas coloridas, psicodélicas y exóticas “para que se nos olvide el horror que estamos viviendo”.

La experta avizora que como en su momento ocurrió con las camisetas, los tapabocas se llenarán de mensajes subliminales o directos y de figuras de héroes de ficción, cantantes rockeros o mensajes contestatarios y será esa especie de lienzo para mandar mensajes al exterior.

En medio de todo esto, don Javier López desde de Floridablanca habla de las nuevas realidades que debemos adoptar cuando salimos a la calle, al advertir que “le parece que estuviera en una película en la que la gente está más distanciada y a quien no tiene tapabocas lo miran raro”.

Este adminículo, que es una urgente necesidad ahora, algún día será moda y Pilar Castaño insiste que parte de la inteligencia del ser humano es la de adaptarse para “darle la bienvenida y ser felices con nuestros tapabocas”.

Por ahora la idea es que produzca bienestar, pero de seguro en algún momento estará en las pasarelas y hasta habrá colecciones de invierno y verano.

Ojalá  produzca menos pesadillas y más momentos de felicidad, como el de ir buscando uno con lucecitas de navidad.

Fuente

RCN Radio

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